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9 de octubre de 2013

EL DISCURSO DEL ODIO/ BREAKING BAD

 
Uno de los logros más grandes que puede tener uno como maestro es provocar en sus alumnos el espíritu crítico y el que analicen la realidad racionalmente, pero uno de los grandes fracasos es que sigan evaluando lo que sucede a su alrededor de manera infantil o emocional, o como se dice coloquialmente: de acuerdo con su hígado y no con el cerebro, esto es, que hagan juicios de valor sobre decisiones o acontecimientos políticos o sobre la figura misma del Presidente de la República basados en sus emociones o en sus preconcepciones.
 
Esto me parece preocupante, peligroso: si vemos el nivel del debate en las redes sociales, encontramos que en su mayoría, tanto la crítica en contra del Gobierno del Presidente Peña en México, o el debate entre Republicanos y Demócratas por la cuestión del Obamacare y el endeudamiento público de nuestro vecino del norte gira en torno a la cuestión emocional, y se llega al nivel del insulto, cuando no a asumir actitudes realmente infantiles: se odia al Presidente y se le critica por su peinado o por el vestido de la Primera Dama en tal o cual evento y de inmediato viene el recurso al meme, al tweet ofensivo y anónimo que impulsa al chisme y al ataque del cobarde que se esconde dentro de la multitud virtual; pero cuando se les pregunta la causa de la animadversión o de la postura razonada, o se intenta hacer ver las cosas a esas personas, resulta que uno se sorprende ante su falta de argumentos, el silencio y la muestra completa de la ignorancia.
 
Una cosa es hacer crítica de lo que acontece, y eso es algo muy sano en cualquier sociedad: cuestionar las decisiones de la autoridad o formarse una opinión en torno a lo que acontece, por supuesto que es muy debatible, por ejemplo, la propuesta de Reforma Fiscal enviada por el Poder Ejecutivo Federal al Congreso para su discusión, su ánimo recaudatorio, su falta de ampliación de la base de contribuyentes y demás defectos que muestra, pero también la crítica debe sustentarse en argumentos e información, y en buscar entender el porqué o la motivación de tal propuesta dentro del contexto político en que se encuentra el país y la administración en particular, de pronto, ya se olvidaron que esa propuesta es tal cual el proyecto que ha estado promoviendo López Obrador, pero aún más, muchos de los que ahora atacan al Gobierno, cuando el tabasqueño en medio de sus flamígeros discursos tronaba contra aquellos que ganaban más y proponía que a mayor ganancia, mayor impuesto sobre la renta, aplaudían gustosos.
 
Evidentemente hay mucho de criticable en el Gobierno actual y en la propia persona del Presidente, pero creo que hay cosas más importantes qué cuestionar que si se peina de un modo u otro o si se confundió al momento de decir el nombre de una dependencia o se le fue un dato en medio de un discurso o lo critican por sus lecturas cuando quienes lo hacen leen literatura basura tipo las 50 Sombras de Grey, pero ni siquiera han leído el contenido de la reforma educativa ni saben la realidad de la triste situación del sistema de educación pública en México ni las experiencias en el tema que hay en otras latitudes y que son ejemplos de éxito: Finlandia, Singapur, Corea del Sur, entre otros, ni si se puede o no adaptar elementos de dichos lugares, y es más, no han leído el contenido de la reforma.
 
Ante esta desinformación del público es cuando los agitadores mediáticos a favor o en contra de cualquiera de las opciones políticas presentes actúan estimulando las emociones y los sentimientos de los espectadores, pero nunca los verán apelando a la inteligencia de los mismos, por supuesto que no: TV, redes sociales, prensa, no se dirigen a los individuos, sino a la masa, y la masa es irracional, carece de inteligencia pero le sobran emociones, y así, se estimula o el odio o la veneración extrema: el caso de la nefasta Laura Bozzo es paradigmático de esto, una mujer que, incluso encarcelada en su país natal, Perú, por su colusión en la corrupta administración de Alberto Fujimori y amante en su juventud del favorito del entonces mandatario: Vladimiro Montesinos, vino a México y se ha convertido en carta fuerte de la cada vez más embrutecedora y pobre oferta de Televisa, pero también es ejemplo de ello Carmen Aristegui, quien pretende enarbolar la bandera del periodismo de calidad cuando siempre no ha sido otra cosa que una propagandista de Izquierda y en especial, de López Obrador.

Y esto es lo triste, la reciente tragedia ocasionada por los huracanes Ingrid y Manuel que azotó a México en las semanas pasadas debió movilizar a los mexicanos a la unidad, primero, en torno a la ayuda urgente a los damnificados, y en segundo, a exigir, ahora sí, a las autoridades, sobre todo municipales y estatales, que están a cargo de la cuestión del desarrollo urbano, y a las autoridades federales a cargo de la prevención y la protección al ambiente, pues la deforestación tuvo mucho que ver en los desastres, pero en vez de eso, se ha buscado el lucro político y partidista con lo ocurrido, la ayuda se ha distribuido en ocasiones con logotipos del PRI, el Presidente, en su papel, se dirigió a la zona de desastre y fue criticado por ir, aduciendo que fue a darse propaganda... --en toda Democracia de Partidos, todo acto de quien ostente un cargo de elección popular tiene connotaciones propagandistas-- y si no hubiera ido lo hubieran tachado de insensible, en las redes sociales, además, empezó a circular una foto que presuntamente retrataba a los hijos de Peña Nieto y la Primera Dama Angélica Rivera y aunque evidentemente no eran ni podían ser, pues la noche anterior a la difusión de la fotografía los jóvenes estaban en el Palacio Nacional en los festejos patrios, mucha gente se lo creyó y señalaba lo injusto de que les hubieran rescatado de Acapulco mientras tanta gente estaba sufriendo, cuando yo le señalé el hecho a una exalumna, me respondió doctamente que de todos modos le caían gordos los hijos de Peña Nieto o de la actriz.

Y así se ha seguido, no en balde, la ayuda que se ha proporcionado por la gente a los damnificados ha sido mínima, lo que contrasta con el verdadero heroísmo desplegado por los militares y marinos nacionales que han realizado proezas verdaderas en las operaciones de rescate y apoyo a la población, mientras políticos de todos los partidos se la han pasado campantes sin hacer nada salvo continuar alentando la división y el odio: difunden en las redes sociales vídeos de que "Peña Nieto te Odia" o noticias alarmistas de que se viene un movimiento armado contra el Gobierno, lo que poco abona al logro de un orden y estabilidad; las reformas que han sido propuestas pueden ser debatidas, pero con argumentos y seriedad, y no con argumentos infantiles, viscerales o sentimentales, de lo contrario, se promueve más el ambiente radicalizado de violencia y confrontación.

Lo que sí es muy criticable en este gobierno es el miedo a ejercer autoridad por temor a quedar en el mismo plano que Gustavo Díaz Ordaz y la mitificada y sobrevalorada "Matanza de Tlatelolco", sobre todo, se teme que la oposición ataque señalando que ha regresado el autoritarismo del sistema anterior al 2000, pero ya lo hacen, no habría nada qué perder en realidad, más cuando el propio Presidente acaba de señalar en su visita a Indonesia que está dispuesto a pagar los costos políticos de sus reformas, pues de una vez que acepte pagarlos completos.

Pero esto es difícil, en México la Historia Oficial ha adoctrinado a generaciones en el sentido de que la violencia lo resuelve todo, los héroes son saqueadores y asesinos, como Hidalgo o Villa, que las posturas de tal o cual personaje sean Juárez o Cárdenas, son dogmas inatacables, y esto nos lleva a creer que todo se resuelve con bloqueos, manifestaciones, vandalismo y asesinatos, podemos encaminarnos a una espiral muy peligrosa.

Isaac Asimov, en su novela "Fundación" puso en boca de su personaje Savor Hardin una excelente frase: "La Violencia es el último recurso del incompetente" ... Demostremos que no somos una sociedad de incompetentes.

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Breaking Bad:


Una de las series de TV más exitosas e interesantes actualmente ha sido "Breaking Bad" donde destaca enormemente la actuación de Bryan Cranston, actor que anteriormente había destacado en un papel cómico como el papá en "Malcom el de Enmedio" y en papeles secundarios de TV, el señor ha demostrado ser un actor completísimo e impresionante.

Está serie es realmente inquietante por varias cosas, en primer lugar, dista de ser una apología del consumo de drogas o del narcotráfico, por el contrario, muestra sin tapujos todo el horror del narcotráfico y las adicciones, y lo hace desde la óptica de Walter White, un profesor de química de preparatoria aquejado de cáncer, que deseoso de dejarle a su familia un patrimonio ante su eventual muerte, decide embarcarse en la aventura de la producción de drogas sintéticas: anfetaminas y crack.

Lo más inquietante y lo que da nombre a la serie, que en español significa "Volviéndose Malo", es el proceso que transforma a White de un tranquilo hombre de familia y excelente profesor en un verdadero monstruo de crueldad y ambición usando el pseudónimo de Heisenberg, lo que lleva a que el espectador se pregunte si ésta es la situación del hombre común y dentro de nosotros no se esconde, como lo dice Stephen King, el monstruo o el fantasma y dependiendo de las circunstancias el mismo termina por imponerse y suplantarnos.

Pero esta serie es también valiente, pues demuestra la existencia del narcotráfico al interior de EUA, con redes dedicadas a la producción, venta y distribución de las drogas, sin ambages, se muestra que esto no es, como lo maneja el discurso políticamente correcto norteamericano de que se trata de algo que viene de México o de Colombia, sino que es un problema propio y muy serio.

La serie se acerca a su final y veremos si White recibe un castigo justo o es comprendido como víctima de las circunstancias que lo obligaron a volverse el peligroso capo Heisenberg, que no midió los alcances de sus decisiones o si lo de su enfermedad y sus necesidades económicas fueron solo el pretexto para encubrir sus verdaderas ambiciones egoístas de dinero y poder sin importarle la destrucción de su familia, como sea, es una serie que se ha labrado un lugar en la Historia de la Televisión estadounidense. Por lo pronto, es altamente recomendable y merece ser visto su descenlace.

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