En este precioso e impresionante mural de Don José Clemente Orozco, presente en el Palacio de Gobierno de Jalisco, en nuestra ciudad de Guadalajara, se representa sin duda la visión oficial de la Historia que nos han contado desde el Poder respecto al Padre Hidalgo, el Muralismo mexicano sirvió como un medio excelente para adoctrinar al pueblo, durante los años 20 y 30 del pasado siglo en la idea de la imposible continuidad entre Epoca Prehispánica-Independencia-Liberales-Revolución-PRI y es que Don José Vasconcelos, el gran secretario de Educación de los gobiernos de Obregón y Calles que luego rompería con el régimen, adoptó en mucho las técnicas didácticas de los misioneros cristianos de la colonia o lo empleado desde la época de las catacumbas: usar el arte con un fin educativo en la doctrina que se busca enseñar, y así, los murales de Orozco, Rivera y Siqueiros tendrían la finalidad de enseñarle a los mexicanos la versión de la Historia que se pretendía imponerles... esta finalidad "lavacerebros" no quita sin embargo, que sean de un valor artístico extraordinario y muestra del talento de esos grandes artistas, finalmente, al igual que los pintores del Renacimiento, trabajaron para un mecenas: el régimen revolucionario, y "al cliente lo que pida".
En una cosa coincide la realidad con la pintura: Hidalgo, efectivamente, incendió al país.
La falta de planes, la precipitación, la carencia de orden, de objetivos claros, y en pocas y vulgares palabras, la vocación por el desmadre que caracterizó al movimiento del Padre Hidalgo condenaron su alzamiento, y condenó también a México: en sus momentos decisivos, nuestro país ha tenido el infortunio de no contar con gente fría, calculadora y prudente a la cabeza, sino con gente que se dejó llevar por el arrebato del momento, sin razonamiento y sin ni siquiera tener claro el "¿y después qué?", ejemplo de ello serían, posteriormente Madero y Fox. Y lo mismo ocurrió con Don Miguel.
Era claro que en el plan original que se cocinaba en Valladolid y en Querétaro entrarían tanto militares como Allende y Aldama, como intelectuales, donde entraba Hidalgo, y hasta su amigo el Administrador de la Diócesis de Michoacán Abad y Queipo, y autoridades civiles, como el Corregidor Domínguez y su esposa, y mucha gente de alta sociedad, por donde por ejemplo apareció la famosa "Güera Rodríguez", verdadera prostituta de lujo de aquella época que contaba con contactos en todas las esferas y cuya participación fue vital para financiar y establecer redes de espionaje en favor de los sucesivos movimientos de independencia; (nadie ha pensado en llamarla "Madre de la Patria", y ¡mejor!, si no, se diría que los mexicanos somos unos verdaderos hijos de p...) sin embargo, en la precipitación surgida de saberse descubiertos, Hidalgo arrebató la iniciativa del movimiento a Allende, quizá el más preparado militarmente de todos los líderes, (aunque luego se probaría en los campos de batalla que no era más que un oficial bueno para las charreadas yque había sido bueno también para lucir el uniforme del ejército imperial español en los bailes, pero que nada tenía que hacer frente a un militar veterano,curtido y astuto como el General Brigadier Félix María Calleja), se autoproclamó Generalísimo, rango militar que en la Historia sólo han adoptado aparte de él y de Morelos, Chiang Kai Shek en China, Mikhail Kutuzov (nombramiento que le fue otorgado por el Zar Alejandro I, es el único caso en que no hubo una autoproclamación) y Stalin en Rusia y Franco en España, y que implica el mando supremo sobre todas las fuerzas de tierra y mar y aire desde que existen los aviones, así como sobre la Nación entera para la defensa en una guerra total y confirió rangos menores de Capitán General, Teniente General, Mariscal y General a los otros caudillos.
Seguramente le dejaron hacer pensando que, por un lado, al ser sacerdote tendría arrastre popular, y por otro, que sus contactos con la alta sociedad del Virreinato llevarían a que ésta pronto mantendría o se inclinaría por apoyar la Independencia, la cual se proclamaba respecto de los Liberales Españoles que formaron las Juntas de Gobierno en la Metrópoli, en especial la Junta Central de Cádiz que nombró al General Francisco Javier Venegas, uno de los vencedores en Bailén como Virrey, y de los que se temía, además de que continuaran desbaratando los privilegios de los criollos, que terminasen por cederle las colonias americanas al Imperio Napoleónico (en otro post hablaré acerca de recientes descubrimientos y teorías acerca de los planes americanos del Corso, mismos que por supuesto, han pasado desapercibidos para la Historia Oficial y para los medios). Por ello, al amanecer el 16 de septiembre, el Padre Hidalgo gritó: "¡Viva Fernando VII! ¡Muera el mal gobierno!"
Y ¿qué más gritó Hidalgo en la madrugada del 16 de septiembre de 1810? Para nada gritó "¡Viva México!" "México" era el nombre de la capital del Virreinato y que lo había sido de los dominios azteca en el pasado, pero no de todo el territorio de la Nueva España, el nombre de México no se utilizaría sino hasta con Morelos, que hablaría de "la América Mexicana", junto con el nombre de "Anáhuac" con el que los indígenas se referían al mundo conocido de ellos, la verdad, es que Hidalgo no proclamaba tanto la Independencia de una nueva entidad política como simplemente el levantamiento de una elite criolla contra las medidas contrarias a sus intereses aplicadas en el Imperio, arrastrando consigo a clases populares: mestizos y demás castas (los Borbón fueron los que implantaron un sistema de segregación racial, basado en la pureza de sangre europea y las mezclas con los otros grupos étnicos que habitaban en las colonias: indígenas, africanos y asiáticos) criollos pobres o clasemedieros y una buena parte de los indígenas y esclavos africanos, aunque hay que decir que la mayoría de los indígenas se mantuvieron fieles a la Monarquía Hispana y sus Leyes de Indias que les protegían y reconocían propiedades, resultando falso que todos los nativos americanos se encontraran en situación de explotación extrema y marginación como en la actualidad, esa situación se generalizaría hasta la implantación de las Leyes de Reforma, que convertiría a los indios de propietarios en peones acasillados; el único lugar donde esta situación sí se daba en forma edesde la Colonia era en Yucatán en las Haciendas henequeneras, o en Nayarit donde las rebeliones que se dieron tuvieron como motivo cuestiones agrarias y de delimitación de tierras.
Pero sobre todo, la falta de un plan concreto de Hidalgo se hizo notoria: no existe documento alguno, testimonio o prueba de que el sacerdote guanajuatense tuviese un proyecto de constitución, de gobierno o de qué hacer cuando la victoria estuviese consumada, es evidente que desde las conspiraciones, como lo hemos dicho, había un plan, que posiblemente fue muy similar al adoptado en Iguala once años después, pero fue abortado ante la prisa de saberse descubiertos, de no contar con los amarres necesarios entre la oficialidad criolla y las tropas mexicanas que militaban bajo las banderas ibéricas, ni con el apoyo unánime de la influyente jerarquía eclesiástica y Don Miguel lo sustituyó todo con un simple y llano amotinamiento, agravado además por que no solamente se arrogó el título de Generalísimo, sino que de repente se puso a tomar decisiones militares, lo que condenó, desde el principio, al fracaso al movimiento.
La violencia, rapacidad y sobre todo crueldad desplegada asustaron a los criollos y aún a muchos españoles que al principio hubieran secundado la Independencia: Iturbide rechazó la oferta de Hidalgo de unirse a la lucha y se convirtió en uno de los principales oficiales del ejército real, Abad y Queipo condenó a Hidalgo y aparte lo intentó excomulgar, decreto que nunca tuvo efecto, pues este personaje no había sido nombrado Obispo (Contra lo sostenido por la Historia Oficial, ni Hidalgo, ni Morelos, ni Matamoros ni ningún líder insurgente fue excomulgado, todos murieron tras haber recibido los sacramentos) y el intendente Riaño se aprestó a la defensa de Guanajuato: la batalla de la Alhóndiga de Granaditas, celebrada como la primer victoria en la Guerra de Independencia dista mucho de ser un hecho heróico, debería ser un pasaje que nos llenara de vergüenza: la masa de Hidalgo, primero, casi desarmada, fue llevada al matadero ante la guarnición hispana guarecida en dicho almacén, después, una vez tomada la plaza (sin Pípila además, porque no existió) se desató una orgía de sangre: violaciones, asesinatos y saqueos, que el sacerdote toleró a fin de no perder la simpatía de sus "soldados", a partir de ahí, empezó a generarse la crítica de Allende hacia el cura, que desembocaría en verdadera enemistad y odio.
En lo que las fuerzas españolas se organizaban, dispersas en el Virreinato, bajo el mando de Calleja, las fuerzas de Hidalgo llegaron a conformar una inmensa muchedumbre de 200,000 hombres, atraidos por la promesa del botín, más que por las proclamas de libertad, se sucedieron las matanzas de españoles, como en Valladolid y por supuesto, esto enajenó aún más al movimiento el apoyo de las clases altas, aún así, Hidalgo obtiene una decisiva victoria en el Monte de las Cruces sobre una débil fuerza española a unos cuántos kilómetros de la capital del Virreinato.
Pero entonces ocurre lo impensable: los Insurgentes se retiran cuando tenían en sus manos a la Ciudad de México y desde entonces la pregunta es ¿porqué? La respuesta es probablemente la falta de planes de Hidalgo para el caso de vencer, la carencia de un plan para establecer un gobierno y la probable situación de anarquía que se suscitaría con la indisciplina de las masas de combatientes que conducía sin orden ni concierto y el temor, cada vez mayor hacia Allende, con quien las diferencias se habían hecho más marcadas y que podía hacerse con el control de las tropas realistas que pudieran pasarse a la causa "independentista" (porque ni siquiera está muy claro, como hemos dicho, que esto haya sido lo que buscara Hidalgo) así que el cura se retiró a Guadalajara, mientras Allende se regresaba a Guanajuato.
Entre tanto, Calleja organizó al grueso del ejército español del Virreinato y se lanzó contra los insurgentes, derrotándolos fácilmente en Aculco y recuperando casi sin sudar Guanajuato, para ir contra Guadalajara y lanzando una dura represión; muchos oficiales y soldados de su ejército eran criollos y mestizos que en secreto, o ni tanto, eran partidarios de la independencia, incluso el propio Calleja, a pesar de que llegaría a Virrey, veía que ésta se daría tarde o temprano y no manifestaba mucho dolor por ello, como que lo consideraba algo natural, pero lucharon contra los Insurgentes, a veces usando el terror y la crueldad por la violencia y destrucción desplegada por estos, la Guerra de Independencia sería una catástrofe económica tanto para México como para los Sudamericanos, a diferencia de la Independencia de EUA respecto a Inglaterra, pese a que la misma también fue una contienda que por momentos fue brutalmente sangrienta.
Las diferencias estribaron que en EUA, como lo decíamos en el post anterior, el mando militar del movimiento estuvo separado del civil: Washington dependía de la dirección política de un mando colegiado y bien organizado como fue el Congreso conformado por representantes de las 13 colonias, en segundo lugar: Washington, si bien era un aristócrata y terrateniente virginiano había opatado por la vida militar y servido en el propio ejército imperial británico llegando a coronel, en la guerra que por Canadá sostuvieron ingleses y franceses, con experiencia que le permitió organizar y entrenar un ejército disciplinado y eficaz, y en tercer lugar, el apoyo que Francia y España brindaron a los alzados en el aspecto financiero, logístico y de llevar a la guerra a un aspecto internacional, combatiendo a los Ingleses en Europa y el Atlántico; sin embargo, el clima de las Guerras Napoleónicas y una posición de miedo hacia la figura del emperador francés impidieron la obtención de auxilio por parte de Francia o de los enemigos de ésta, que aliados al Gobierno español, temían que las independencias de las colonias hispanas desembocaran en el nacimiento de nuevos apoyos para el Bonaparte, algo de lo que hablaremos después.
De esta forma, reducidos a sus propios medios, sin cultura política y deseosos simplemente de sacar a los españoles de América para ser los amos de los nuevos países, los criollos desataron una guerra feroz, casi de limpieza étnica y de destrucción de infraestructura civil, aparte de que en vez de buscar la unión, los criollos, con su antihispanismo y pretender ser la continuidad del mundo indígena (al que también despreciaban) suscitaron una de las plagas que hemos padecido desde entonces: la desunión, el odio de clases y la envidia social, sólo Iturbide pretenderá la unión como una de las fuerzas necesarias para sacar adelante a México y... no le fue muy bien, como ya lo dijimos en otra parte, esto llevó a que la guerra fuera muy destructiva y costosa, México iniciaría su vida independiente endeudado, con caminos, puentes y obras hidráulicas destruidas, campos, minas, fábricas y talleres abandonados, reducción de la natalidad, aumento de la pobreza, del bandidaje y la corrupción por jefes militares que sacaron provecho de la contienda, en definitiva, todas las condiciones para ser tercermundista, mientras que en EUA tales secuelas del conflicto, que además fue más corto, pues solo duró 5 a 6 años y no 11, fueron mucho menores. Lo peor es cuando se tiene conciencia de que en estudios recientes, se muestra que el nivel de vida en la Nueva España en 1810 era mucho más alto que en EUA ese mismo año y con un mayor número de instituciones educativas y universidades, con mayor población e ingreso per cápita, ciudades más ricas y mejor construidas y ordenadas, para 1850, la balanza obraba en favor de los anglosajones por mucho, mientras que México se derrumbaba y era un verdadero Estado fallido por las luchas entre partidos y caudillos (nada nuevo).
Hidalgo quizá intentó organizar algo parecido a un Gobierno en Guadalajara y de ahí el aplaudible decreto de abolición de la esclavitud y el intento por organizar una prensa libre con el "Despertador Americano", pero el tiempo no le alcanzó, Calleja se acercó a la ciudad e Hidalgo salió a su encuentro, en el puente que pasa por el arroyo Calderón, cerca de Zapotlanejo, pese a las objeciones de Allende y demás militares, confiado en la simple superioridad numérica: las masas se lanzaron contra los ordenados cuadros de la infantería española, una y otra vez fueron barridas por las balas, pero el agotamiento empezó a hacer mella en los soldados coloniales, hasta que una granada cayó sobre un carro de parque de los Insurgentes y fue el fin: tras el estallido e incendiarse la hierba seca del terreno, la indisciplina de la muchedumbre hizo que cundiera el pánico, muchos murieron pisoteados por sus propios compañeros de armas, y otros, eliminados por la caballería española que se lanzó sobre ellos en persecución. Al finalizar la jornada, el ejército imperial hispano había hecho una verdadera masacre, cuando al principio había una diferencia favorable a los Insurgentes de 6 a 1.
Lo que sigue es muy triste: huyendo los restos del ejército rebelde hacia Zacatecs, Hidalgo fue prácticamente hecho prisionero por sus compañeros de sedición, incluso se plantea que Allende intentó varias veces asesinarlo con veneno, el militar oriundo de San Miguel se hizo con el mando y ordenó que si el sacerdote intentaba escapar se le disparara, se resolvió marchar hacia EUA y buscar el apoyo de la entonces joven república del norte (siempre quien se ha puesto al servicio de los intereses gringos es el héroe de México, quien se ha opuesto a ellos, es el villano) para seguir la lucha, pero traicionados en el camino por el sargento Elizondo, fueron hechos prisioneros en Acatita de Baján, en Coahuila y posteriormente llevados los jefes a Chihuahua, donde fueron juzgados por traición a España y al Rey, en realidad, a la Junta Central de Cádiz.
Hidalgo, como hemos dicho, no fue excomulgado, sino degradado, en esa época ya se había comprendido que no resulta compatible derramar sangre humana y a la vez consagrar la de Cristo, (y nuevamente la hipocresía de los Izquierdosos. condenan las Cruzadas o que hubiese sacerdotes-guerreros como los Templarios, pero sí aprueban que un sacerdote mande una operación militar u ordene la muerte de una persona si es por la lucha de clases) y finalmente ejecutado; por ideas del cruel Calleja, su cabeza y la de sus compañeros de conspiración y alzamiento: Allende, Aldama y Ximénez fueron exhibidas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, donde todavía pueden exhibirse las placas alusivas y los ganchos de donde colgaron las jaulas que las contuvieron, a modo de escarmiento. Cabe decir además que Hidalgo se mostró arrepentido por haberse lanzado a lo bestia a un conflicto que derramó sangre al por mayor.
Visto todo esto: ¿Hidalgo es el Padre de la Patria? No logró nada más que soltar el tigre e iniciar la tradición de que el que fomenta el desmadre y la desunión, la violencia, el odio y la envidia es al que honramos, desde él hasta el Peje, quien habla de conciliar, perdonar y unirnos en torno a un objetivo común es el villano, como Iturbide, y esto, es común a Latinoamérica, ya hablaremos en el próximo post sobre el circo desatado en Sudamérica por Chávez y los Kirchner como ejemplo de ello.
A pesar de todo, Hidalgo debe ser honrado por su conciencia social y por despertar la conciencia de la libertd de los mexicanos, mas no como el libertador o el padre de la Nación, sino como un precursor, una cosa que sí hizo fue mostrar a la Virgen de Guadalupe, con total clarida, como la Madre de la Patria, será un símbolo religioso, pero es alrededor de esta imagen (sea de origen sobrenatural o no) que muestra a María de Nazareth no como judía ni como española, sino como mestiza, que durante el periodo de 300 años conocido como "Colonia" se forjó el origen de nuestra identidad nacional, hoy que se seculariza aceleradamente y peligrosamente a la sociedad mexicana por los partidos de dizque Izquierda y de dizque Derecha, la prensa y la farándula, corremos también el riesgo de perder algo muy importante: nuestra identidad, la conciencia de lo que somos.
En fin, ahí algunas cuestiones para reflexionar...