Tras la cumbre de Alaska, han empezado a darse indicios de lo que viene, ya lo describimos parcialmente en el post anterior, respecto a los acuerdos mediante los que EUA, liderado por Donald Trump y Rusia, encabezada por Vladimir Putin, plantean poner fin a la Guerra de Ucrania, misma que fue iniciada por los Demócratas, incluso desde 2014 bajo la administración de Obama, buscando romper la relación entre Rusia y Europa, y cercar al gigante eslavo mediante la expansión de la OTAN en lo que alguna vez fue su propio territorio.
En el post anterior, nos atrevimos a especular con que, probablemente, lo que se planteó en los acuerdos sostenidos entre ambos mandatarios sería intercambiar la estratégica Ucrania, para Rusia, por la no menos importante Venezuela, para Estados Unidos, además, muy posiblemente iniciar el debilitamiento, con miras a una disolución, o al menos, la salida de esta potencia, de la OTAN, a fin de dejar al Kremlin como árbitro de Europa, mientras que éste renunciaba a seguir apoyando, --e ilusionando-- a la Izquierda latinoamericana a favor de dejar a la Casa Blanca como el dirigente del Nuevo Mundo en su totalidad.
Así, podemos ver que en América han comenzado a darse muestras de ello:
1.- Bolivia, la caída de Evo Morales: Bolivia es un país que a menudo no es considerado como importante en nuestro continente; país que en el siglo XIX tuviera un rápido desarrollo, lo mismo que Paraguay, fue, igualmente, destrozado por sus vecinos y condenado a la pobreza y la marginalidad tras perder su salida al mar ante Chile, tras la llamada Guerra del Pacífico. Tras vivir un siglo XX infernal bajo dictaduras militares, revoluciones y guerras civiles, al iniciar el siglo XXI apostó por el encumbramiento del líder campesino cocalero indígena Evo Morales, quien se presentaba en la estela del venezolano Hugo Chávez en el Socialismo del Siglo XXI, si bien su gestión económica al inicio no fue tan mala como se ha llegado a decir, ya que en realidad no fue tan socialista y logró que el país tuviera años de elevadas tasas de crecimiento, su proyecto estaba condenado a largo plazo, pues se sustentaba en el aprovechamiento de sus recursos, como el gas natural y el litio; pero además, Morales comenzó, inevitablemente a caer en errores y vicios que fueron precipitándolo a él y al régimen que pretendía instaurar, al abismo.
De entrada, Morales ya era un hombre rico (era un cholo, esto es, en Perú y Bolivia, un indígena con educación, modo de vida y lujos de occidental de clase alta): terrateniente y cultivador del árbol de coca, actividad que es lícita en Bolivia, debido a que es un estimulante que se consume mascando las hojas o en una infusión, necesario para combatir el mal de altura, ante la situación del país en las cumbres andinas, pero que igualmente, tiene compradores poco lícitos --sería ingenuo pensar lo contrario-- para obtener el alcaloide que es altamente codiciado por los adictos al mismo, y que lo pagan muy bien.
Una vez en el poder, Evo polarizó la sociedad tratando de generar la confrontación entre indígenas pobres vs. criollos o blancos ricos, en especial contra la provincia de Santa Cruz, donde estos últimos son mayoría respecto al resto del país, que parece anclado en los tiempos del Incanato. Posteriormente, comenzó a despotricar con la típica retórica antiyankee, y a buscar amistades peligrosas: Rusia, Irán, China... sin cortar relaciones comerciales con EUA, pero ante las vastas reservas de litio de su país, se decantó por estas potencias asiáticas, y generó, por supuesto, la enemistad de Washington, y por supuesto, comenzó una relación, para enriquecerse más él y los suyos, para exportar su producción agraria a aquellos que le convertían en polvo blanco por conducto de Venezuela y el Cartel de los Soles.
Pero el peor de sus errores fue aferrarse al poder, pese a los logros económicos que tuvo en su mandato al inicio, y que en cierta manera, sí reivindicó a los indígenas como ciudadanos plenos en el país, buscó eternizarse en la Presidencia mediante reelecciones sucesivas, lo que provocó que, desde las fuerzas armadas, y un sector de su propio partido aliado con la oposición, se le derrocara con un golpe de Estado, aunque la golpista Jeanine Áñez finalmente acabó en la cárcel, pues tampoco era trigo limpio, y el actual mandatario Luis Arce, le cerró las puertas del poder. Además de ello, al parecer Morales cayó, en la borrachera de sentirse poderoso e invencible, en vicios y prácticas nefastas como los potentados gringos, y se le denunció por pedofilia, gravitando sobre él, una orden de aprehensión, que ha evitado atrincherándose en una región donde ha montado un cacicazgo defendido por prácticamente un ejército privado de seguidores. Aunado a esto, Arce ha sido pésimo manejando la economía, pues no continuó con las reformas que había dirigido Evo (algunas, incluso se corte Neoliberal) ni tuvo claridad con el proyecto económico y el país se sumió en una profunda crisis tanto de escasez de divisas como de petróleo, por lo que la gente votó masivamente por opciones de Derecha y hundiendo al partido de Morales, el MAS, Movimiento Al Socialismo, a un paupérrimo 3% de los sufragios.
Ante el caos y la crisis económica generada por la política, el pueblo boliviano manifestó su rechazo a una opción de Izquierda que había monopolizado el poder en los últimos veinte años y conducido un experimento que terminó por estrellarse. Lo interesante es que, contrario a lo que ha sido la tónica de los regímenes de este signo en Hispanoamérica en lo que va del siglo, Arce dejó que el proceso electoral se llevara a cabo de manera limpia y sin que los dados estuvieran cargados a favor del candidato de su partido, renunciando a aferrarse al poder.Así, la segunda vuelta electoral se definirá entre dos candidatos de Derecha, y Arce entregará la Presidencia de la República a cualquiera de ellos, cerrando así un capítulo en la Historia de Bolivia.
La pregunta es, si esto es porque Arce tiene sentido ético y es un buen perdedor, o si también se debe a que, como lo mencionábamos en el post anterior, entra en parte del contenido del acuerdo entre Trump y Putin en Alaska, respecto a un eventual desmantelamiento de la Izquierda Latinoamericana como contraparte a un desmantelamiento de la OTAN en Europa, y que, la aceptación de la derrota y del fin del régimen socialista en Bolivia es una muestra de buena voluntad de iniciar con dicho desmantelamiento, y que así, Moscú negó seguir dando apoyo mediático y probablemente económico al régimen, por el contrario, le vino la instrucción de dejarse caer.
2.- La cita en Washington: La cumbre sostenida por Trump con Zelenski y diversos mandatarios europeos al inicio de esta semana, es la muestra de buena voluntad hacia Rusia de parte de la Administración de Trump: en primer lugar, es impresionantemente patética la imagen que se presentó en la Oficina Oval y que mostramos al inicio de esta entrada. El Presidente norteamericano y los otros mandatarios no aparecen sentados en una mesa como iguales, sino que pareciera que él es el profesor y ellos los alumnos, él es el jefe, y ellos, los empleados.
Ese imagen, mejor que ninguna otra, muestra el grado de decadencia y de debilidad que presentan las otrora grandes potencias europeas, de todos ellos, sólo Giorgia Meloni parece consciente de ese papel degradante y de las actitudes patéticas y derrotistas de sus compañeros, totalmente carentes de dignidad y serviles.
En este sentido, la imagen de Trump manejando a los "líderes" europeos es una señal a Putin de que tiene bajo su control a estos, y que ellos sólo harán lo que él les diga, brindando tranquilidad de que no se saldrán del acuerdo y aceptarán la derrota de la OTAN y de Ucrania y otorgar todas las concesiones y garantías que él les pida.
Sin embargo, tal parece que ni Zelensky ni los miembros de la OTAN-Unión Europea están dispuestos a aceptar las condiciones del acuerdo entre el peterburgués y el neoyorkino, esto es, el payaso kievano no quiere dejar la Presidencia, ni quiere soltar los territorios perdidos a favor de Rusia --aunque eso representa la posible condenación de la totalidad del territorio ucraniano a ser recuperado por Moscú, y a que el propio comediante se ponga en peligro de un día, tomar un té de polonio-- mientras que los europeos no quieren que EUA deje de ser el garante de su seguridad; y es que es claro, los europeos no cuentan con los recursos suficientes para reconvertir a la OTAN en una alianza militar puramente europea, sin el peso del país americano y sus fuerzas armadas en él; simplemente, la población europea está decreciendo, y los pocos jóvenes españoles, franceses, italianos, alemanes, ingleses, etc. que quedan, no están muy dispuestos a enlistarse y seguir la carrera de las armas, adoctrinados bajo el más cobarde pacifismo y obnubilados por un modo de vida que prima el goce de los placeres inmediatos; por otro lado, depender de las masas de inmigrantes, la mayoría de ellos musulmanes, sería darles el arma con la que matarían a los Estados europeos y los convertirían en emiratos o repúblicas islámicas, y se lanzarían sin dudarlo, a rebeliones y matanzas de limpieza étnica y religiosa, para conquistar mediante la Jihad, al Viejo Continente y hacer realidad lo que intentaron los primeros Califas Omeyas y posteriormente los Otomanos.
Pero Trump no está dispuesto a seguir derrochando recursos en sostener la defensa de los haraganes europeos ni al cuestionable régimen de Kiev... sin embargo, es probable que, dejándolos a su suerte, y este grupo de pelmazos encabezados por Merz y por Macron y Starmer, decidan seguir apoyando la resistencia ucraniana y hasta yendo a la guerra directa con Rusia, lo cual puede ser peligroso, dado que Francia y Gran Bretaña son potencias nucleares, pero igualmente, quizá los moscovitas puedan desatar un infierno en esos países comprando lealtades de los inmigrantes, o más posiblemente, de los grupos nacionalistas conservadores, que se oponen a los gobiernos wokes que han abierto las puertas a la inmigración masiva; recordemos el apoyo que tuvieron a partidos como el de Le Pen en Francia, o a Alternativa para Alemania.
3.- Venezuela: Trump ha desplegado una fuerza naval, con 4,000 hombres en el Caribe, para luchar contra el Narcotráfico, pero más bien, para amenazar directamente al régimen Chavista con una incursión. Si como parece, parte principal del acuerdo entre Rusia y EUA es intercambiar Ucrania por Venezuela, tal parece que esta fuerza se encuentra a la espera de que den luz verde, una vez haya plena aceptación de parte de Putin de las condiciones propuestas por Trump y viceversa.
Hasta ahora, no parece que esto se haya dado todavía, aunque ya Maduro ha dado un gesto de "buena voluntad" con un discurso en el que libera a los presos políticos y promete el cese de las persecuciones por causa ideológica, dando a entender que estaría dispuesto a renunciar, pero aún no lo hace, ni se ha rendido, ha movilizado a sus fuerzas paramilitares, y está igualmente, a la expectativa.
Creo que en este caso, Putin está dispuesto a entregar Venezuela a EUA si, como lo hemos dicho, éste le entrega Ucrania, y es de suponerse que le ha planteado a Trump que se le den garantías a Maduro de impunidad para que pueda exiliarse en Cuba o Rusia, como en su momento ocurrió con Assad, y respectivamente, el norteamericano ha de haber solicitado, pese a que no le simpatiza, pero por presiones de los europeos, garantías para que Zelenzky igualmente pueda huir y refugiarse en Inglaterra o EUA, sin riesgos.
Sobre todo el tema venezolano hay que tener varias cosas claras, por ejemplo; indudablemente no se puede estar del todo de acuerdo con el análisis de Juan Antonio Aguilar respecto a que las causas del fracaso económico del régimen Chavista sean total y únicamente imputables a los "malvados anglosajones" --es una retórica ya muy típica de muchos nostálgicos del Imperio Español que desearían reunificarlo, algo tan imposible hoy en día como que los Ingleses o los Mongoles hicieran lo propio, y que encubre en realidad, un ideario que, disfrazado de un lenguaje pseudomarxista, impulsa en realidad un Imperialismo puro y duro afortunadamente irrealizable para nuestros países americanos dada la debilidad y postración a la que ha llegado España bajo Juan Carlos I y Felipe VI y sus Presidentes de Gobiernos desde Suárez a Sánchez, y digo afortunadamente, porque tal parece que gente como el propio Aguilar, Lons, Armesilla, el cada vez más frívolo Pedro Baños y otros piensan en nosotros los americanos de lengua y origen hispanos como unos menores de edad perpetua en espera de rescate de la Madre Patria que la verdad, no puede ni rescatarse a sí misma, y que en realidad, en su febril imaginación, dicho rescate encubre ambiciones de un dominio puro y duro sobre recursos y personas no muy diferente de la que achacan a los anglosajones, disfrazado de retórica identitaria y de hermandad, pues ahora no habría la intención civilizadora y evangelizadora de antes, dado el contradictorio e imposible "ateísmo católico" que dicen profesar; y señalando y acusando de todos los problemas de España e Hispanoamérica al fantasma del Imperio Británico, en un momento en que internamente, los ingleses están luchando, aún en contra de sus élites, por la supervivencia de su Nación y su cultura, aplastados por el peso de los inmigrantes islámicos y africanos que les están destruyendo en beneficio de quién sabe qué intereses.
Así, no creo que sea traición el plantear la caída de un régimen opresor, que ha ahogado a la sociedad venezolana con independencia de las sanciones impuestas por EUA cuando, al igual que el caso cubano, reciben muchas inversiones de países europeos o de la propia China, sin que esto mejore la situación de la mayoría de las personas o simplemente, de las propias petroleras norteamericanas que siguen instaladas y trabajando en el país, y que en mucho, habían abogado para que continuara el régimen con el que se habían entendido muy bien; muy probablemente, tanto Biden como Trump al principio se habían hecho a la idea de que habría que coexistir con la dictadura de Maduro, y por tanto, mantener relaciones en todos los aspectos con ésta, hasta que el magnate vio la posibilidad de que serviría como moneda de cambio para asegurar el dominio del continente con rusos y chinos.
Tampoco puede ser "defender a la Hispanidad" el defender a un régimen que ha elevado a política de Estado la realización de actividades criminales como el Narcotráfico, lo que para la Izquierda es parte de su "lucha contra el sistema" y es visto como una forma legítima de atacar al poderío estadounidense contribuyendo al vicio en su sociedad, además de que se ve al delincuente como una víctima de una sociedad injusta, incapaz de conocer y decidir por sí mismo la moralidad de sus acciones, y que por tanto, todo le es justificado.
Sin embargo, por supuesto que tienen razón en una parte en ese análisis y es la enorme hipocresía de EUA y del propio Trump al respecto, y es que realmente detrás de esto no hay un genuino interés en erradicar el Narcotráfico; mientras las adicciones no sean tratadas seriamente en el país del norte como un problema de salud mental que ha llegado a convertirse en amenaza a la seguridad nacional y al futuro del país, no habrá realmente una solución al problema si no se busca reducir la demanda de las sustancias, como tampoco investigaciones y acciones en contra de los propios carteles o bandas dedicadas a esa actividad al interior de Estados Unidos, ni al lavado de dinero en sus propias instituciones financieras, o a la implicación que han tenido en su momento sus propias corruptas agencias de Inteligencia como la CIA en el crecimiento de ese negocio; pero, por el contrario, resulta mucho más redituable políticamente para Trump el achacar todo el problema al extranjero, (su propia versión del Masiosare) y así disfrazar también sus intereses geopolíticos, y quién sabe si hasta particulares, en el tema y sobre Venezuela.
Porque, insisto, al haber clasificado a los carteles de la droga como terroristas, en realidad les está reconociendo un papel político, y legitimando como sujetos con los que se puede establecer algún tipo de negociación, como lo está haciendo y obteniendo material para, a través del chantaje, orientar las decisiones de gobiernos como el mexicano, para bien o para mal, y es que Trump, al igual que Maduro, Diosdado Cabello o Vladimir Padrino, ha entendido el rol que como fuerza política ejerce el crimen organizado en el complejo mundo actual, nos guste o no.
Porque también, y siguiendo al mismo analista, es ingenuo pensar que los gringos vienen a liberarnos o a salvarnos, en eso sólo pueden creer quienes se toman en serio las películas de Hollywood; EUA y mucho menos Trump, no se mueve por ideales, sino por intereses, detrás de todo esto hay una serie de intereses geopolíticos para asegurar el control de América entera, en ejercicio de la Doctrina Monroe y expulsando del continente a los intereses e influencia de sus rivales como Rusia, China o Irán quienes habían sido invitados hasta la cocina por regímenes como el boliviano o el caraqueño, y quienes, por el hecho de ser contrarios a EUA, tampoco son fuerzas del bien inmaculadas y santas.
Y es que a EUA nunca le ha interesado que México, Brasil, Canadá o Argentina se conviertan en verdaderas potencias, siempre hará lo que sea necesario para mantenernos débiles, inestables o dependientes a él; Poinsett, el primer embajador norteamericano, conspiró para derrocar a Iturbide y su proyecto imperial en México, más tarde, EUA fue el principal apoyo de Benito Juárez y su Reforma Liberal tendiente a eliminar el papel como vínculo de unión de la sociedad de la Iglesia Católica en México y que condujo a la miseria a los pueblos indígenas a los que privó de tierras comunales. Cuando Porfirio Díaz conducía a México por la senda del desarrollo, financiaron a Madero para que sumiera al país en el caos sangriento de la mal llamada Revolución, y no hemos sido el único caso como lo atestiguan numerosas intervenciones y movimientos políticos alentados desde Washington.
Ahora, habrá que estar atentos a lo que pase. Pese a la cumbre, Putin se encuentra pulverizando a Ucrania con bombardeos, y no da muestra de realmente estar interesado en conseguir la paz... ¿para qué? Va ganando la guerra. ¿Acaso en realidad, no ha engañado a Trump, un narcisista al que es en realidad fácil de manipular con las dosis correctas de lisonjas y regalos? ¿Le provocó para que estimulara la división entre EUA y Europa sobre Ucrania? ¿Le tendió una trampa en Venezuela para convertirla en su Ucrania particular o un nuevo Vietnam? Estamos sin duda, caminando sobre hielo fino: o se camina a un nuevo orden internacional que garantice la paz sobre nuevas reglas, o todo puede tronar en un instante.