Decía el filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila que no comprendía porqué se demonizaba al "populismo" o se le señalaba como peligro para la Democracia, cuando el mismo no era más que la plena realización de ésta. Lo que sucede, es que la Democracia en sí misma trae las semillas de su propia destrucción y se corrompe, abriendo la puerta a los demagogos que se hacen con el poder y la llevan a la implantación de la tiranía.
Y eso es lo que está pasando en México, lo cual no es un caso aislado, históricamente, tenemos incontables casos que hacen ver, como diría Trueba Urbina en su Tiranía de la Estupidez, porqué la Democracia en un momento fue arrumbada al basurero de la Historia: las Democracias Griegas terminaron por derrumbarse ante las Monarquías Helenísticas, la República Romana pasó por una crisis de luchas entre demagogos militares que culminaron con la implantación del Imperio, la República de Weimar abrió camino al régimen nacionalsocialista, Venezuela reprodujo exactamente el mismo fenómeno y vino la dictadura chavista, mientras que en el "mundo desarrollado", las Democracias han llevado a la implantación de oligarquías partidistas y a un cada vez mayor control estatal de las ideas, el pensamiento y hasta la moral visible en la tiranía de lo "políticamente correcto".
Pero en México, la demagogia implementada por el nuevo gobierno se ha teñido especialmente de novatez, ineptitud e incapacidad para corregir el rumbo por las propias ataduras ideológicas y de promesas de campaña que el propio hoy primer mandatario, y su círculo cercano, se pusieron alrededor; creo que en cierta forma saben que están errados, pero el orgullo, y cierta idea de mostrarse congruentes con lo postulado ante el electorado en el 2018, les ha llevado a no reconocer los errores cometidos... y llevarnos a un precipicio.
Así, tras ya 7 meses de que Andrés Manuel López Obrador conocido por sus iniciales AMLO o su apodo Peje, alusivo al pejelagarto de su nativo Tabasco, podemos ver que el saldo de su incipiente administración es negativo en su mayor parte.
Y eso es lo que está pasando en México, lo cual no es un caso aislado, históricamente, tenemos incontables casos que hacen ver, como diría Trueba Urbina en su Tiranía de la Estupidez, porqué la Democracia en un momento fue arrumbada al basurero de la Historia: las Democracias Griegas terminaron por derrumbarse ante las Monarquías Helenísticas, la República Romana pasó por una crisis de luchas entre demagogos militares que culminaron con la implantación del Imperio, la República de Weimar abrió camino al régimen nacionalsocialista, Venezuela reprodujo exactamente el mismo fenómeno y vino la dictadura chavista, mientras que en el "mundo desarrollado", las Democracias han llevado a la implantación de oligarquías partidistas y a un cada vez mayor control estatal de las ideas, el pensamiento y hasta la moral visible en la tiranía de lo "políticamente correcto".
Pero en México, la demagogia implementada por el nuevo gobierno se ha teñido especialmente de novatez, ineptitud e incapacidad para corregir el rumbo por las propias ataduras ideológicas y de promesas de campaña que el propio hoy primer mandatario, y su círculo cercano, se pusieron alrededor; creo que en cierta forma saben que están errados, pero el orgullo, y cierta idea de mostrarse congruentes con lo postulado ante el electorado en el 2018, les ha llevado a no reconocer los errores cometidos... y llevarnos a un precipicio.
Así, tras ya 7 meses de que Andrés Manuel López Obrador conocido por sus iniciales AMLO o su apodo Peje, alusivo al pejelagarto de su nativo Tabasco, podemos ver que el saldo de su incipiente administración es negativo en su mayor parte.
En estos pocos meses, el gobierno del tabasqueño de origen cantabro ha destacado por sus decisiones irresponsables en materia económica, como la cancelación de la obra del nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México, el pretender construir refinerías de petróleo en la época en que los hidrocarburos son paulatinamente abandonados como fuente de energía ante el ascenso de las renovables y de materiales como los plásticos, el hablar de la utopía priísta de lograr la autosuficiencia alimentaria, propia de los años 70 e irrealizable dado que, en realidad, México no cuenta con las grandes extensiones cultivables que se consignan en el mito agrario de la Revolución, un tren turístico en la Península de Yucatán, inviable por muchas causas, la estrategia para el "combate al huachicol" o robo de combustibles, que más pareció un pretexto ante el error estúpido de no renovar los contratos para la compra de hidrocarburos del exterior, la escasez de medicamentos en los hospitales públicos, que contrasta con los beneficios que percibe un solo proveedor, el Dr. Carlos Lomelí, integrante igualmente del partido MORENA, y el recorte de recursos para desviarlos a una actividad gubernamental meramente dedicada a comprar votos, etc. Mucho de lo cual suena a negocios ficticios para el "lavado de dinero", favoritismos y corruptelas de los integrantes de los círculos cercanos al nuevo mandamás, quien además, parece únicamente preocupado en armar una base electoral para su partido, con vistas a ¿la reelección? en 2024 o al menos, a que MORENA se convierta en un partido hegemónico como en su tiempo fuera el PRI, del cual se derivó.
A todo esto, la imagen internacional del nuevo gobierno se muestra deteriorada y débil, aislada; el apoyo dado a la Dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, la política de fronteras abiertas aplicada que ha provocado la inundación de inmigrantes centroamericanos, por un lado, y luego el sometimiento servil ante los dictados de Trump que utilizará a México como muro o filtro para detener la migración desbocada hacia su país, sin que el gobierno actual plantease frenos o diques para contener los movimientos masivos de población que se presentan desde un tiempo para acá. Para colmo, en lo que evidentemente es otro golpe contundente propinado por el neoyorkino, la detención del autoproclamado apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, líder de la secta pentecostal La Luz del Mundo, uno de los grupos religiosos políticamente más poderosos del país, deja ver no sólo a la administración morenista, que incluso le había permitido al grupo hacerle un homenaje al sectario en el Palacio de Bellas Artes con presencia de cuadros y funcionarios del mismo, sino a toda la clase política que desde sus inicios protegió y alentó el crecimiento del grupo sectario, como solapadora de organizaciones y sujetos criminales... sin duda lo que hasta ahora se reduce a casos de abuso sexual, lo cual era un secreto a voces que ocurría en el seno de dicha secta, es sólo la punta del iceberg de asquerosidades que se encuentra construido por la colusión entre la familia Joaquín y el Gobierno Mexicano en todos sus niveles durante ocho décadas.
Además de lo anterior, la violencia y la criminalidad se han desatado peor que durante los gobiernos anteriores de Enrique Peña y Felipe Calderón, En mucho, se respira un clima de anarquía y desgobierno, ante unas autoridades que parecen pasmadas y paralizadas, tan desconcertadas como los propios gobernados ante un escenario para el cual no estaban preparadas.
Por supuesto que todo lo anterior está teniendo repercusiones en el aspecto económico, y las perspectivas son poco halagadoras a futuro, para muchos analistas, estamos camino hacia el desastre político, económico y social.
En México, ha sido siempre crónico que cuando se encuentra en etapas en que ha contado con un desarrollo sostenido y con posibilidades de convertirse de cierta manera en una potencia, aparecen líderes iluminados que, con el siempre trillado pretexto de la Democracia y la Igualdad, han echado todo por tierra, así, cuando la Nueva España era uno de los lugares más prósperos de la Tierra, apareció el Cura Miguel Hidalgo y sumió al país en una destructiva guerra civil de diez años de la que salió debilitada, despoblada, con las infraestructuras destrozadas y la delincuencia a tope, para convertirse en el México Independiente presa de asonadas, rebeliones, pronunciamientos y golpes de Estado, que sería víctima fácil de un EUA menos desarrollado de origen, pero mucho más cohesionado y seguro. Posteriormente, cuando los Conservadores plantearon un sistema incluso monárquico que pondría a México a la par de Europa, apareció Juárez con su republicanismo plebeyo y autoritario, que mandó a la marginación al campesinado y sentó las bases de un Estado todopoderoso e invasivo; posteriormente, aunque Porfirio Díaz trató de corregir el rumbo fusionando los programas liberal y conservador, llegó un iluminado como Francisco I. Madero, que se creía enviado por los espíritus para establecer la bendita Democracia y lo único que generó fue el mayor y más sangriento conflicto civil de nuestra Historia, al que se ha pretendido llamar "Revolución", cuando sólo fue una serie de matanzas entre caudillos campesinos y militares por hacerse con el poder presidencial.
El régimen priísta, que no fue perfecto ni un dechado de virtudes, sin embargo, garantizó sobre todo durante los años 30 a 60 una etapa de estabilidad y de desarrollo, desperdiciada por quienes se casaron con las ideas del economista Keynes, para posteriormente, intentar hacer una especie de perestroika a la mexicana, lo cual, lo mismo que en el caso ruso, llevó al colapso del régimen, tras esto, del régimen de partido único se constituyó una oligarquía partidista, que sumió al país en un mar de corruptelas, a pesar de que mantuvo un clima de estabilidad y relativo crecimiento económico, aunque la desigualdad entre las distintas regiones del país, y la evidente corrupción endémica, y el auge de los carteles criminales llevó a la gente, de manera emocional y desesperada, a volcarse por el tabasqueño, quien aparecía como un nuevo personaje de estos redentores --y por ello llama a su gobierno el de la Cuarta Transformación, ligándolo a los "mesías" anteriores del país-- prometiendo con mejorar las cosas casi como arte de magia.
Sin embargo, el electorado olvidó que López Obrador no ha sido sino parte del sistema, surgió de las filas del PRI, está rodeado de desertores de ese partido y del PAN o del PRD, e incluso, por su edad ya avanzada de 65 años, no puede representar una novedad ni una promesa de cambio, cuando, como ha quedado evidenciado, vive anclado en los años 70 y todavía cree, como el Presidente Luis Echeverría en ese tiempo, que México puede sostenerse con una economía totalmente petrolizada. Pero aparte, hay algo más.
MORENA y López Obrador representan en realidad, el estado agónico de una Clase Política, --la misma que se asentó en el poder tras la derrota de los Conservadores y el Imperio de Maximiliano en 1867, se mató por un aplazado cambio generacional en 1910-1920 y terminó constituyéndose como partido político en el PRI, para luego irse escindiendo en diversos partidos, empezando por el PAN-- que se encuentra agotada tras 150 años. Incluso, se podría decir que en MORENA esta clase parece volver a unificar, parecería que hubo una especie de consenso en entregarle el poder, que vino aparejada al debilitamiento de todos los partidos y la migración de sus miembros al instituto del nativo de Macuspana. No en balde, vino un aparente pacto de impunidad, en que pese a la retórica incendiaria del Peje, no se ha tocado ni con el pétalo de una rosa ni a Peña Nieto, ni a Calderón, ni a los Salinas... incluso, es bien sabido que en los últimos días se le ha asignado a IUSA, empresa de equipo eléctrico que es dirigida por el "hermano incómodo" Raúl Salinas, un contrato millonario de parte de la CFE, la empresa eléctrica estatal.
Esta clase política está enormemente corrompida y es ya, un verdadero cartel criminal: hechos como el apoyo unánime, y el posterior ridículo deslinde respecto de las tropelías de Naasón Joaquín y su secta La Luz del Mundo, lo ejemplifican, o los nexos de Emiliano Salinas, hijo del expresidente Carlos Salinas, con la empresa NXVIM, supuestamente dedicada al coaching empresarial, y en realidad, una red de trata de blancas, caso famoso al salir a la luz el caso de la famosa Allison Mack, reconocida actriz televisiva alemana por la serie Smallville, muestran precisamente el grado de porquería y de impunidad que llevó a nuestros políticos y sus familias a hacer lo que quieren sin temor a consecuencias, a ejercer un poder omnímodo y disponer de vidas y haciendas amparados en el voto, que los eleva a la oportunidad de medrar del erario.
La Democracia mexicana está agónica, pero no es porque haya surgido alguien que la pone en peligro, no, es su derrotero natural, ninguna Democracia en el mundo, ni siquiera en los países escandinavos, tan usados como ejemplos de paraísos terrenales idílicos, es algo que funciona como en las teorías de Rousseau o Montesquieu, las democracias históricamente se agotan y desembocan en estatismos, tiranías u oligarquías dirigidas por demagogos; en México, tras apenas 25 años, hemos llegado a ese punto por las especiales características de la sociedad y la irresponsabilidad del electorado.
La pregunta es, ¿qué va a pasar después? porque la gente vió en Obrador a una especie de última esperanza porque cambiaran las cosas, hoy la decepción aumenta y el descontento crece; es cierto que todavía aparecen muchos en las redes sociales defendiendo y apoyando al Presidente, pero muchos de ellos o son pagados y parte del entramado propagandista del sistema, o es gente que, presa de una especie de "Síndrome de Estocolmo", piensa que las desacertadas medidas del gobierno son apenas el inicio de un proceso de cambio que va a ser bueno, y se aferran a esa esperanza como a un clavo ardiendo. Cuando la decepción se mayor a estos que siguen apoyando, qué va a hacer la gente ¿nos espera un estallido social? ¿Qué forma tendremos para cambiar la clase política actual?
Preguntas que quedan en el aire.
A todo esto, la imagen internacional del nuevo gobierno se muestra deteriorada y débil, aislada; el apoyo dado a la Dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, la política de fronteras abiertas aplicada que ha provocado la inundación de inmigrantes centroamericanos, por un lado, y luego el sometimiento servil ante los dictados de Trump que utilizará a México como muro o filtro para detener la migración desbocada hacia su país, sin que el gobierno actual plantease frenos o diques para contener los movimientos masivos de población que se presentan desde un tiempo para acá. Para colmo, en lo que evidentemente es otro golpe contundente propinado por el neoyorkino, la detención del autoproclamado apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, líder de la secta pentecostal La Luz del Mundo, uno de los grupos religiosos políticamente más poderosos del país, deja ver no sólo a la administración morenista, que incluso le había permitido al grupo hacerle un homenaje al sectario en el Palacio de Bellas Artes con presencia de cuadros y funcionarios del mismo, sino a toda la clase política que desde sus inicios protegió y alentó el crecimiento del grupo sectario, como solapadora de organizaciones y sujetos criminales... sin duda lo que hasta ahora se reduce a casos de abuso sexual, lo cual era un secreto a voces que ocurría en el seno de dicha secta, es sólo la punta del iceberg de asquerosidades que se encuentra construido por la colusión entre la familia Joaquín y el Gobierno Mexicano en todos sus niveles durante ocho décadas.
Además de lo anterior, la violencia y la criminalidad se han desatado peor que durante los gobiernos anteriores de Enrique Peña y Felipe Calderón, En mucho, se respira un clima de anarquía y desgobierno, ante unas autoridades que parecen pasmadas y paralizadas, tan desconcertadas como los propios gobernados ante un escenario para el cual no estaban preparadas.
Por supuesto que todo lo anterior está teniendo repercusiones en el aspecto económico, y las perspectivas son poco halagadoras a futuro, para muchos analistas, estamos camino hacia el desastre político, económico y social.
En México, ha sido siempre crónico que cuando se encuentra en etapas en que ha contado con un desarrollo sostenido y con posibilidades de convertirse de cierta manera en una potencia, aparecen líderes iluminados que, con el siempre trillado pretexto de la Democracia y la Igualdad, han echado todo por tierra, así, cuando la Nueva España era uno de los lugares más prósperos de la Tierra, apareció el Cura Miguel Hidalgo y sumió al país en una destructiva guerra civil de diez años de la que salió debilitada, despoblada, con las infraestructuras destrozadas y la delincuencia a tope, para convertirse en el México Independiente presa de asonadas, rebeliones, pronunciamientos y golpes de Estado, que sería víctima fácil de un EUA menos desarrollado de origen, pero mucho más cohesionado y seguro. Posteriormente, cuando los Conservadores plantearon un sistema incluso monárquico que pondría a México a la par de Europa, apareció Juárez con su republicanismo plebeyo y autoritario, que mandó a la marginación al campesinado y sentó las bases de un Estado todopoderoso e invasivo; posteriormente, aunque Porfirio Díaz trató de corregir el rumbo fusionando los programas liberal y conservador, llegó un iluminado como Francisco I. Madero, que se creía enviado por los espíritus para establecer la bendita Democracia y lo único que generó fue el mayor y más sangriento conflicto civil de nuestra Historia, al que se ha pretendido llamar "Revolución", cuando sólo fue una serie de matanzas entre caudillos campesinos y militares por hacerse con el poder presidencial.
El régimen priísta, que no fue perfecto ni un dechado de virtudes, sin embargo, garantizó sobre todo durante los años 30 a 60 una etapa de estabilidad y de desarrollo, desperdiciada por quienes se casaron con las ideas del economista Keynes, para posteriormente, intentar hacer una especie de perestroika a la mexicana, lo cual, lo mismo que en el caso ruso, llevó al colapso del régimen, tras esto, del régimen de partido único se constituyó una oligarquía partidista, que sumió al país en un mar de corruptelas, a pesar de que mantuvo un clima de estabilidad y relativo crecimiento económico, aunque la desigualdad entre las distintas regiones del país, y la evidente corrupción endémica, y el auge de los carteles criminales llevó a la gente, de manera emocional y desesperada, a volcarse por el tabasqueño, quien aparecía como un nuevo personaje de estos redentores --y por ello llama a su gobierno el de la Cuarta Transformación, ligándolo a los "mesías" anteriores del país-- prometiendo con mejorar las cosas casi como arte de magia.
Sin embargo, el electorado olvidó que López Obrador no ha sido sino parte del sistema, surgió de las filas del PRI, está rodeado de desertores de ese partido y del PAN o del PRD, e incluso, por su edad ya avanzada de 65 años, no puede representar una novedad ni una promesa de cambio, cuando, como ha quedado evidenciado, vive anclado en los años 70 y todavía cree, como el Presidente Luis Echeverría en ese tiempo, que México puede sostenerse con una economía totalmente petrolizada. Pero aparte, hay algo más.
MORENA y López Obrador representan en realidad, el estado agónico de una Clase Política, --la misma que se asentó en el poder tras la derrota de los Conservadores y el Imperio de Maximiliano en 1867, se mató por un aplazado cambio generacional en 1910-1920 y terminó constituyéndose como partido político en el PRI, para luego irse escindiendo en diversos partidos, empezando por el PAN-- que se encuentra agotada tras 150 años. Incluso, se podría decir que en MORENA esta clase parece volver a unificar, parecería que hubo una especie de consenso en entregarle el poder, que vino aparejada al debilitamiento de todos los partidos y la migración de sus miembros al instituto del nativo de Macuspana. No en balde, vino un aparente pacto de impunidad, en que pese a la retórica incendiaria del Peje, no se ha tocado ni con el pétalo de una rosa ni a Peña Nieto, ni a Calderón, ni a los Salinas... incluso, es bien sabido que en los últimos días se le ha asignado a IUSA, empresa de equipo eléctrico que es dirigida por el "hermano incómodo" Raúl Salinas, un contrato millonario de parte de la CFE, la empresa eléctrica estatal.
Esta clase política está enormemente corrompida y es ya, un verdadero cartel criminal: hechos como el apoyo unánime, y el posterior ridículo deslinde respecto de las tropelías de Naasón Joaquín y su secta La Luz del Mundo, lo ejemplifican, o los nexos de Emiliano Salinas, hijo del expresidente Carlos Salinas, con la empresa NXVIM, supuestamente dedicada al coaching empresarial, y en realidad, una red de trata de blancas, caso famoso al salir a la luz el caso de la famosa Allison Mack, reconocida actriz televisiva alemana por la serie Smallville, muestran precisamente el grado de porquería y de impunidad que llevó a nuestros políticos y sus familias a hacer lo que quieren sin temor a consecuencias, a ejercer un poder omnímodo y disponer de vidas y haciendas amparados en el voto, que los eleva a la oportunidad de medrar del erario.
La Democracia mexicana está agónica, pero no es porque haya surgido alguien que la pone en peligro, no, es su derrotero natural, ninguna Democracia en el mundo, ni siquiera en los países escandinavos, tan usados como ejemplos de paraísos terrenales idílicos, es algo que funciona como en las teorías de Rousseau o Montesquieu, las democracias históricamente se agotan y desembocan en estatismos, tiranías u oligarquías dirigidas por demagogos; en México, tras apenas 25 años, hemos llegado a ese punto por las especiales características de la sociedad y la irresponsabilidad del electorado.
La pregunta es, ¿qué va a pasar después? porque la gente vió en Obrador a una especie de última esperanza porque cambiaran las cosas, hoy la decepción aumenta y el descontento crece; es cierto que todavía aparecen muchos en las redes sociales defendiendo y apoyando al Presidente, pero muchos de ellos o son pagados y parte del entramado propagandista del sistema, o es gente que, presa de una especie de "Síndrome de Estocolmo", piensa que las desacertadas medidas del gobierno son apenas el inicio de un proceso de cambio que va a ser bueno, y se aferran a esa esperanza como a un clavo ardiendo. Cuando la decepción se mayor a estos que siguen apoyando, qué va a hacer la gente ¿nos espera un estallido social? ¿Qué forma tendremos para cambiar la clase política actual?
Preguntas que quedan en el aire.