Por fin se estrenó una de las películas más esperadas del año: Avengers: Infinity War, con la que en cierta forma, Marvel Comics, si bien no cierra, sí llega al punto más alto del universo cinematográfico que empezó a construir hace 10 años con la aparición de Iron Man, personaje encarnado por Robert Downey Jr., quien relanzó su carrera gracias a dicho filme tras una oscura etapa caracterizada por su alejamiento de los escenarios, adicciones y hasta cárcel, para volverse el puntal de una aventura fílmica que ha llegado a su punto culminante, y con, finalmente, la adición del entrañable Spider Man que al final tuvo su lugar en el conjunto de los filmes de Marvel, aunque no con el rol central que tiene en las historietas.
Para un fan de los cómics de toda la vida, como es mi caso, que empecé a leer a los 4 años con las historias, precisamente, del arácnido, ver esta película fue una gran experiencia, lo hecho por los hermanos Russo es, sin duda, una excelente adaptación a la pantalla grande del universo marvelita surgido de la pluma y los lápices de Stan Lee, Jack Kirby, John Romita, John Buscema y hasta Todd McFarlane, por supuesto, no es una transcripción fiel de la historia del Guantelete Infinito pero la película en sí, mantiene el espíritu de las viñetas, y la esencia de los personajes.
La película, en general, me parece excelente en los aspectos técnicos, como es la fotografía, el guión está muy bien escrito, sin huecos o incongruencias, y los efectos especiales --el CGI no se siente un abuso, finalmente, se trataba de mostrar escenarios inexistentes,-- los personajes están bien construidos y desarrollados, las actuaciones, además, son muy buenas, destacando a Josh Brolin como el villano: Thanos, quien bajo todos los efectos digitales realiza una actuación memorable de un personaje muy bien escrito y desarrollado en una sola película y que es el verdadero protagonista del filme.
Contra lo que pudiera pensarse, no es una película frívola y hueca de "hombres supermusculosos golpeándose" como decían algunos críticos. La historia es relatada en forma que llega a meter en ella al espectador y generar una montaña rusa de emociones: humor, que en este caso no es forzado ni fingido como ocurrió en la desastrosa última entrega de Star Wars, suspenso, acción, y al final, tragedia y espectación que, incluso, al finalizar la película, deja a la audiencia en silencio, como sin poder creer lo que han visto al final. A mi gusto, creo que esta película quedará al nivel de la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman y la extraordinaria Logan de James Mangold en la cúspide del género del cine de superhéroes. Si bien éstas tienen una gran profundidad dramática y temática como lo exigen los personajes sobre los que se trata el filme, Infinity War destaca por plasmar en pantalla el espíritu y la imagen de las páginas impresas como ninguna otra y la forma en que el público interactúa con el contenido.
Ahora bien, en el fondo de la historia, vemos el caso de Thanos y sus propósitos para buscar las gemas del infinito y hacerse con el poder sobre el universo; mientras en el cómic Thanos está enamorado de la misma muerte y desea la muerte del cosmos entero para conseguir el amor de la parca, concebida como una fuerza de la naturaleza que se encarna en un ente personal y en su búsqueda del poder está una búsqueda de su amor frustrado, en esta versión cinematográfica Thanos se dirige a lograr el equilibrio del Universo... luchando contra la superpoblación.
Es decir, nuevamente vemos la agenda política e ideológica de Disney, aunque tratada en forma bastante inteligente por los Directores. El antinatalismo o el malthusianismo de Thanos no es, evidentemente, tratado como algo cien por ciento positivo, ni impuesto como hiciera Ryan Johnson en el último episodio de la saga galáctica; por el contrario, jugaron muy bien con presentar el mensaje ideológico y a un Thanos que no es el malo malísimo, sino un personaje lleno de emociones y sentimientos, dispuesto a sacrificios y creyente firmemente en su causa: podría calificársele de ser un verdadero idealista, incluso, podría verse en él a un George Soros, un Rockefeller, Hillary Clinton, Barack Obama o Al Gore ficcionalizado que habla de la pesada carga de la explosión demográfica y la necesidad de ponerle coto para salvaguardar el ambiente o los recursos y que gana a gente para su causa porque se convence de sus ideales gracias al sentimentalismo que exuda al exponer sus objetivos, sus justificaciones y los medios que empleará para lograrlo. Ya Juan Manuel de Prada ha escrito alrededor del antinatalismo y la retórica buenista que lo acompaña.
Pero, ojo: sigue siendo el malo del cuento aunque lo pongan como gris y no negro, y los héroes se oponen a él, dejando las cosas claras: a pesar de que Thanos quiera conservar el equilibrio y los recursos del Universo, no deja de ser un genocida, ni puede justificar dónde radica su superioridad para decidir, de un plumazo, que él debe ser el controlador de la población, decidiendo sobre la vida de millones; como dijo alguna vez Chesterton: "todos los que hablan de sobrepoblación no explican si ellos están dentro o fuera de la población sobrante o cómo saben que ellos no están entre los que sobran." Los Russo, en vez de doblegarse servilmente a sus patronos y su agenda, como Johnson, mantienen muy claramente la brújula moral: Thanos es un asesino, el fin no justifica los medios y nadie puede jugar a ser Dios decidiendo quién merece vivir o quién no, ni siquiera mediante el azar para ser parejo, ni puede apostar siempre por la muerte. Como el caso de Alfie Evans del que hablaba hace poco, queda claro cómo los verdaderos Thanos de nuestro mundo apuestan siempre por la muerte como solución a los problemas, no importa el poder que se acumule, no habrá usos creativos para el mismo salvo para matar a aquellos que se estima, deben ser descartados. Cuando se apuesta por la muerte y se soslaya el derecho a la Vida, ningún otro derecho importa ni la libertad puede existir, ni mucho menos, la esperanza de futuro, a menos de que haya quien se oponga a estos verdaderos monstruos, que lo son pese a que se cubran con las mejores de las intenciones.
Hasta eso, la película mantiene la esperanza, al final --perdón por el spoiler-- si bien los héroes son derrotados, no dejan de luchar, y ni siquiera el desenlace de la cinta nos deja sin esperanza, sabemos que la historia continuará y veremos a los Avengers levantarse y derrotar a Thanos, con apoyo de la Capitana Marvel/Carol Danvers.
Pero más allá del contenido de esta película, es cierto lo que acusan algunos críticos, incluso directores de cine reputados como James Cameron o González Iñarritu: el género de los superhéroes está saturando al cine actual, al cine de Hollywood que se encuentra en medio de una terrible crisis, y que para salvarse tendría que despojarse del progresismo y lo políticamente correcto que lo ha secuestrado, limitando la libertad creativa de guionistas y realizadores; yo también creo, además que la saturación está también orillando al "octavo arte", esto es, al cómic, a una crisis seria: Marvel triunfa en el cine, mientras la venta de ejemplares impresos de sus historietas se derrumba, algunos, como el autor del artículo al que guía el enlace, no lo quiere ver y lo atribuye a un mero sistema antiguo de ventas y distribución de las revistas, lo que ciertamente, puede ser parte del problema, pero como el polemista Ben Shapiro lo ha señalado, la corrección política y la agenda progre impuesta por Disney desde la adquisición que hizo de "la Casa de las Ideas", han precipitado la crisis.
Además, el cine no atrae nuevos lectores a las historietas. El público de cine se queda en el cine y no ve en Iron Man, Capitán América o Hulk personajes existentes previamente a su aparición en las pantallas, el público del cómic es más bien cerrado y además ahora, está compuesto generalmente por tipos de mi generación para arriba y no parece atraer a los millenials, quienes son más dados al cine o la TV, ante su aparente desidia y pereza por leer. Así, los personajes se vuelven cinematográficos, y salen de las páginas impresas para no regresar a ellas, quedando éstas relegadas, como un accesorio del cine o la TV.
A mi modo de ver, Infinity War y su conclusión en la próxima Avengers 4, deberían ser el punto final de la aventura fílmica de Marvel, lo que salvaría tanto al cine como a los tebeos, pero no será así; Disney se guía por el olfato de dinero, y sabe que las películas sobre estos personajes son un éxito y recaudaciones millonarias aseguradas, y seguirá exprimiendo a la vaca aunque con esto se cargue al cine, al cómic y a la carrera de actores como Downey Jr., Chris Evans, Pratt y Helmswhort o Scarlett Johansson, todos ellos que han demostrado tener más talento y capacidad que para quedarse en el encasillamiento que terminará por cobrarles factura, pese a que les haya resultado en beneficios monetarios fabulosos.
Y de DC, ni hablemos, por una serie de malas decisiones y cambios creativos, quedaron resagados en la carrera comercial con su eterna competidora, pero ahí Nolan, quien pudo haber estructurado alrededor suyo y de su trilogía de Batman un universo fílmico quizá más exitoso que el marvelita con ganancias billonarias, prefirió el cine como arte, --y nos ha dado obras maestras como Inception o Dunkerque,-- al comercio. En mi opinión, es un hombre de principios.