Pues bien, me equivoqué, Trump cedió y entró a atacar los sitios de desarrollo de armas y energía nuclear de Irán, "desempatando" la contienda entre Irán e Israel, tenía que ser, de lo contrario, la situación de estancamiento con destrucciones mutuas e intercambios de misiles y drones entre ambas potencias regionales no iba a llegar a ningún lado, al menos para el Gobierno de Netanyahu, que quedaría como débil e incapaz de detener a Irán con sus constantes bombardeos y su injerencia fomentando a diversos movimientos terroristas y radicales.
La realidad es que así como Irán no iba a poder vencer a Israel sólo con sus misiles, Israel tampoco podía derrotar a Irán, y eso favorecía a los Persas, perjudicando enormemente a Netanyahu y al propio Estado de Israel, al mostrar las debilidades del sistema Cúpula de Hierro y al mismo tiempo demostrar que el Estado Judío no contaba con el poderío ofensivo suficiente como, para por sí mismo, lograr derrotar al régimen de Teherán.
De ahí que Netanyahu insistiera en conseguir el apoyo de Trump, más allá de aquello en lo que ya había intervenido, con aviones cisterna, armamento, financiamiento y labor de inteligencia, para atacar los centros de investigación nuclear del régimen de Teherán de manera directa. En cierta forma, como no podía por sí mismo salir del embrollo, necesitaba la intervención de EUA para lograr salir del empate, e incluso, ponerle fin de manera drástica.
No obstante, también había trascendido de que se estaban dando contactos un tanto "secretos" entre el Gobierno Iraní y el Norteamericano, presuntamente intentando reactivar el proceso de negociación.
Ahora bien, han trascendido vídeos de los resultados de los ataques efectuados por las fuerzas norteamericanas, con bombardero B-2, mediante las bombas anti-búnker sobre las instalaciones de Fordow, Irán, pero que parece, no fueron tales o al menos, los daños no fueron tan espectaculares como se habría esperado que lo fueran:
Existe la versión, según la da a conocer el periodista y youtuber Antonio V. Villamil, de que se le ofreció al Gobierno Persa, encabezado por Khamenei y Pezeshkian, que aceptara estos ataques, bajara la escalada con Israel y no se continuaría con operaciones militares tendientes a provocar el cambio de régimen... como hace Villamil, yo tampoco afirmo ni niego esto, pero Irán lanzó ya algunas diatribas en el tono fanfarrón acostumbrado, y queda pendiente a las próximas horas, ver qué es lo que se decide en Teherán, y si de alguna manera se trató de una especie de "maniobra de diversión" concertada o diseñada para dar salida al conflicto y acercar tanto a Judíos como Persas a una mesa de negociación ante Trump, dando garantías de continuación al régimen a fin de no provocar un choque con Rusia y China, aliados de éste e interesados en su continuación.
Por lo pronto, Trump dio ya un mensaje a su Nación, acompañado de los Secretarios de Estado y Defensa, Rubio y Hegseth, así como del Vicepresidente Vance, la verdad, el mandatario norteamericano no se veía triunfante, sino, por el contrario, bastante preocupado y con cierta reluctancia, pese a sus palabras, pareciera dar a entender que había hecho algo casi obligado, o que no pudo zafarse de hacerlo, sin embargo, tiene toda la razón en sus palabras al hablar de cómo el régimen persa ha sido el principal patrocinador del terrorismo islamista en el mundo, eso es innegable, y que por ello, resulta igualmente inmensamente peligroso que llegue a contar con armas nucleares:
Quedemos ahora a la expectativa de los acontecimientos; es claro que, a pesar del tratado de asistencia mutua firmado entre Moscú y Teherán, es claro que Rusia no intervendrá, o al menos así lo ha dado a entender el Presidente Putin; y esto, que podría interpretarse como debilidad o traición, tiene una explicación, incluso, más que entendible, hasta encomiable: en primer lugar, porque de intervenir directamente en el conflicto, eso llevaría a enfrentarse ya, a Estados Unidos y hacer realidad la temida pesadilla de la Guerra Fria, el choque nuclear, prácticamente sería inevitable, más con la tensión que la OTAN --sin el EUA de Trump-- mantiene con Moscú, y en segundo lugar, porque la extensión del conflicto Iraní asegura que el régimen de Zelensky carecerá ya totalmente de la atención y apoyos de Washington, viradas hacia Israel.
Otras potencias que se han manifestado favorables a la posición persa, como Turquía, cuyo Presidente, Erdogan, se encuentra en la ambigüedad de dirigir un país miembro de la OTAN y buscar tender hacia Europa, a la vez que se identifica con las causas islamistas, Pakistán, China o Corea del Norte, probablemente tampoco intervendrán por elemental prudencia, aún cuando Pekín vea que está en juego el destino de su principal proveedor de petróleo, si el régimen cae y regresa la vetusta monarquía persa en la persona de Reza II Pahlavi, como títere de Occidente, es claro que EUA tendrá en sus manos el futuro chino, controlando la cantidad de petróleo que el Celeste Imperio pueda recibir, recuérdese que lo que está en disputa no es la situación de Israel-Palestina, o los intereses expansionistas de los iránios en la región, sino la hegemonía mundial entre Estados Unidos, quien está dispuesto a todo por mantenerse en la cima, y China, cuyo resurgimiento como potencia mundial es lo que ha estado provocando los terremotos geopolíticos que cimbran al mundo hoy en día, cumpliendo la profecía de Napoleón.
Vivimos tiempos interesantes, precisamente, los de la maldición china.
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