A un año de los atentados del 07 de octubre de 2023, en los que la milicia islamista Hamas realizó matanzas de civiles israelíes tras una incursión transfronteriza procedente de Gaza, resulta increíble ver que tanto en los medios mainstream como en los medios alternativos visibles en plataformas como Youtube es claro que todos coinciden actualmente tanto en ya prácticamente no mencionar aquellos ataques, pese al carácter salvaje de los mismos, con bebés quemados vivos, violaciones grupales a mujeres, saqueos y quema de viviendas y secuestro y torturas a ancianos; para ahora aducir que el Estado Judío ha sido el provocador, que el Gobierno de Netanyahu está en la búsqueda de una guerra regional o incluso mundial con tal de salvarse el Primer Ministro de ser juzgado por corrupción (por lo que incluso hasta se habló en su momento que él mismo instigó o realizó los ataques de hace un año como de falsa bandera, para evitar su caída tras un intento de Reforma Judicial tan radical como el impulsado en México por AMLO) y buscar la expansión territorial del Estado Judío hacia el Gran Israel, esto es, recuperar las fronteras del Israel Bíblico en su apogeo, hacia el año 1000 a.C., bajo David y Salomón, engullendo parte del Líbano, Siria hasta el Éufrates, el oeste de Jordania y el Sinaí.
La realidad es que creo, hay una línea unánime de Antisemitismo y quizá, hasta una especie de acuerdo internacional para destruir a Israel. Vamos, me parece curioso que intelectuales en apariencia centrados y objetivos como John Mearsheimer o Jeffrey Sachs, Peter Zeihan o los comentaristas militares Scott Ritter o Douglas McGregor, y en el ámbito hispánico Pedro Baños, Andrés Zelaia, Fernando Moragón o Jesús López Almejo, y los canales prácticamente clonados de Redacted y Mexican Family, todos siguen el mismo discurso, lo mismo que incluso CNN, Canal Red, DW, RT, o Canal 26, es decir, todos, de diferentes corrientes ideológicas, algunos que han defendido la posición de Putin en torno a Ucrania y la expansión de la OTAN, otros defensores de lo contrario, todos, señalan a Israel de genocida, provocadora, expansionista, fanática y demás apóstrofes, y le auguran la aniquilación. Raro es quien toma una posición más objetiva, hasta ahora, quienes se han mantenido en un tono más neutral y describiendo los hechos como se dan, han sido el profesor español Óscar Vara, y el canal Visual Politik.
Así que, para evitar dejar llevarse por la propaganda, en este post quiero aclarar algunos conceptos e ideas que andan flotando, y que son utilizados para armar un discurso que alegan no es Antisemita, sino Antisionista, pero que prácticamente lo que desea es el triunfo de Irán y sus organizaciones paramilitares subordinadas como Hamas y Hezbollah, pese a que éstas tengan en sus estatutos, expresamente planteada tanto la desaparición del Estado de Israel como el exterminio de los Judíos, así como el expansionismo Islámico (y Persa) hacia Occidente. Empecemos:
1.- Palestina: El nombre para la región donde actualmente está el Estado de Israel, Gaza y Cisjordania o la Ribera Oeste del Jordán, fue invento del Emperador Romano Publio Elio Adriano. Fue él y no Vespasiano o Tito quien consumó la diáspora o dispersión del pueblo hebreo fuera del territorio que había ocupado desde el año 1200 a.C. aproximadamente en que habían entrado a lo que antes era conocido como Tierra de Canaan, bajo la conducción de Moisés y Josué, salvo un periodo de unos 80 años que había sido la deportación a Babilonia ordenada por Nabucodonosor II y hasta el retorno autorizado por Ciro el Grande tras aceptar constituirse como un Estado cliente del Imperio Persa.
Si bien Vespasiano y Tito redujeron la rebelión judía del año 70 d.C., tomaron por la fuerza Jerusalén y destruyeron el Templo que magníficamente había sido remodelado por Herodes el Grande poco antes del nacimiento de Cristo, la provincia de Judea seguía estando habitada mayoritariamente por Judíos, aunque ciertamente, desde el siglo VIII a.C., con la dispersión de las 10 tribus, había comenzado el traslado de muchos hebreos al exterior y la conformación de comunidades residentes en el norte de Egipto, Mesopotamia y todo el Mediterráneo, no tanto por deportaciones forzosas, sino en la búsqueda, como ahora, de refugio ante las guerras o mejores condiciones de vida.Sin embargo, Adriano, tras derrotar al rebelde Bar Kochba, decidió refundar Jerusalén como una colonia romana a la que nombró Aelia Capitolina, con templo a Zeus incluido sobre el lugar que ocupaban las ruinas del Templo a Dios y otro a Afrodita para escarnio de los Cristianos, sobre el Santo Sepulcro... Adriano es un caso extraño de un emperador que fue casi tan tiránico, pervertido y cruel como Calígula, pero que por sus grandes dotes de administrador y haber estado genuinamente preocupado por la estabilidad del Imperio, pasó a la Historia con "buena prensa".
Así, Adriano impidió a los Judíos entrar en la nueva ciudad y sí expulsó forzosamente a muchos. Incluso, buscando desarraigarlos, eliminó el nombre de Judea y lo sustituyó por el de Palestina, sacándolo de los Filisteos, cuyo nombre en Arameo y Egipcio se decía Peleset, que, curiosamente, se traduce como Invasores, ya que los Filisteos fueron parte de los llamados Pueblos del Mar, parte de las invasiones de fines del siglo XII a.C. que pusieron fin a la Edad de Bronce, y que al parecer, por los estudios arqueológicos y genéticos, eran de origen o estaban emparentados con los Griegos Micénicos. Los Filisteos, habían sido grandes enemigos de los Judíos durante el periodo de los Jueces y bajo los reinados de Saúl y David, hasta que, derrotados definitivamente por éste, e incorporados al Reino de Israel, fueron absorbidos y se mezclaron con los hebreos, desapareciendo de la Historia.
Entonces ¿Quiénes son los Palestinos? Ellos han difundido que son los mismos Filisteos, pero eso es totalmente falso. Mientras que éstos eran de origen Aqueo o Griego Micénico y por tanto, indoeuropeos, los Palestinos actuales son semitas, de lengua árabe, y probablemente descienden de Judíos y Samaritanos que se convirtieron al Cristianismo y después al Islam, beduinos procedentes de la Arabia Nabatea, Amón y Moab, ahora Jordania, y que ante el desplazamiento de los Judíos tras Adriano, ocuparon las tierras vacantes. Con la llegada del Islam y la derrota del Imperio Romano de Oriente, entraron más inmigrantes procedentes de la Península Arábiga, y terminaron de modificar la composición demográfica de la zona.
Nadie hablaba de la nacionalidad Palestina sino hasta 1948, gran parte de ellos, con la creación del moderno Israel, emigraron a América, asentándose en EUA o México, donde se confundieron con los inmigrantes libaneses al ser todos de Religión Católico-Maronita o Cristianos Ortodoxos, y los que se quedaron, no fueron asimilados ni por Egipto, Líbano, Siria o Jordania, sino que se convirtieron en lo que son hoy: perpetuos refugiados y utilizados como moneda de cambio para los intereses políticos de los países islámicos en oposición a Israel y Occidente.
2.-Sionismo: El Sionismo no es una especie de ideología supremacista o práctica esotérica que impulsa a los Judíos a la conquista del mundo, es un movimiento nacionalista surgido a inicios del siglo XX como consecuencia del Affaire Dreyfus, mismo que convenció al periodista austriaco de religión judía Theodore Herzl, de que, pese a los avances dados para lograr la igualdad y la integración de los judíos a las sociedades europeas, la discriminación y la persecución contra ellos seguía latente y con episodios de estallido, incluso con los pogromos o matanzas y desplazamientos forzados que se dieron en Rusia bajo Alejandro III. Así que empezó una pugna por unir a los Judíos y buscar constituir un Estado Judío que les permitiera contar con sus propias autoridades, su propio sistema económico y su autosuficiencia, así como el poder defenderse a sí mismos. Además, Herzl barajaba varias opciones para el territorio del Estado, no necesariamente en su tierra ancestral, se habló de Madagascar, o incluso una parte de la Patagonia.
Y es que tenemos que tener algo claro: el Judaísmo, como fe, se encuentra en crisis terminal desde hace 2,000 años con la llegada de Cristo y la fundación de la Iglesia. Desde entonces, prácticamente ha vivido horas extra, y lo que le ha permitido llegar hasta hoy, han sido precisamente la segregación y las persecuciones. De esta forma, el Judaísmo, más que una religión es hoy una identidad, misma que ha cambiado mucho desde la época de la destrucción del Templo en el 70 d.C., centrándose en la sinagoga y en textos interpretativos como los Talmud, con la desaparición del sacerdocio levítico y su sustitución por los rabinos, o la toma de ciertas prácticas supersticiosas como la cábala, tuvo un tiempo que fue bastante proselitista, incluso en el Evangelio es posible ver cómo había Griegos, en el mundo helenístico y romano, que se convertían a la fe mosaica, lo cual fue fundamental para la difusión del Cristianismo, y es contra ese carácter proselitista de ese Judaísmo tardío, que San Juan Crisóstomo dirigía sus diatribas aparentemente antisemitas, pero que en realidad era una refutación a la predicación de una religión que todavía en el siglo V d.C., competía con el Cristianismo en el Mediterráneo Oriental.
Esta difusión del Judaísmo, logra que, con la conversión de un pueblo eslavo como los Kházaros hacia el siglo VIII, y su mezcla con los Hebreos, el Pueblo Judío haya asegurado su supervivencia cuando estaba camino a la extinción, (y es que no debe olvidarse que la conversión de Judíos al Cristianismo, contrario a lo que se piensa, no fue pequeña o muy minoritaria, desde los mismos Hechos de los Apóstoles puede verse eso) surgiendo la mayor rama actual del mismo: los Azkhenazi. También, su mezcla con Grecorromanos en el Mediterráneo, principalmente en España, dio origen a la otra gran rama: los Sefarditas, mientras que en Etiopía y con pequeña presencia en Sudáfrica, con motivo de la existencia de la dinastía Salomónica, existen los "Judíos negros" o Falasha, y los que no se movieron de su tierra de origen, Siria, Egipto, Líbano y Medio Oriente en general, son los Mizrahi, y éstos si se quiere, vienen a ser los que se conservan más "puros" o cercanos a lo que eran los Judíos en tiempos bíblicos como pueblo o etnia, y actualmente son una minoría.
Así, el Sionismo alcanza su realización con la creación del moderno Israel en 1948. Después de eso, en todo caso, puede hablarse de un Nacionalismo o un Patriotismo Israelí, pero los Israelíes actuales son de las más diversas ideas políticas, corrientes de pensamientos y diversidad de visiones hacia la Religión Hebrea y su relación con las otras. Por supuesto que hay fanáticos, locos e idiotas como en todos lados que han agredido o agreden a Cristianos o han matado palestinos, sobre todo los que se meten como colonos en Cisjordania; están los Jazídicos que visten de negro, usan barba y pelo largo y extraños tocados en la cabeza por mantenerse fieles a las normas contenidas en la Torah y se rehúsan a enlistarse en el ejército, los hay ateos pero que mantienen su identidad nacional como Judío, (aunque coincido con Ben Shapiro: si no practicas la religión Judía, no eres Judío, ya que lo que da tal identidad es esa fe), otros más, son tolerantes o indiferentes al tema de la diversidad religiosa y hasta ven con conveniencia la presencia Cristiana por los ingresos que deja el turismo religioso. Existen otros, como Noam Chomsky, Finkelstein o Ilán Papé, que, acomplejados, y probablemente temerosos de ser perseguidos, han demostrado un verdadero odio a sus raíces y lanzan diatribas contra su propio pueblo y contra el Estado de Israel, quizá pensando que así, se les catalogará como judíos buenos y no serán señalados ni condenados.
Pero definitivamente, eso que tanto se maneja por conspiranoicos o supuestos analistas y comunicadores actuales, no es el Sionismo, de entrada, eso de que tengan un plan maestro y único para la conquista del mundo es un imposible; es más, de llegarse a dar la paz contra los Islámicos, probablemente los Judíos, como durante el sitio de Jerusalén por Tito en los años 69-70 d.C., empezarán a tener rivalidades encarnizadas entre ellos y sus distintas facciones, lejos de la idea que se tiene de que entre Judíos todos se ayudan, suelen ser bastante cainitas entre sí; no se olvide que la némesis del físico Oppenheimer no fue ningún mahometano o católico, sino otro judío: el corrupto y bruto Lewis Strauss, motivado por la pura envidia.
3.- El Eje Anglosionista: Este mito se origina por la relación especial que ha existido entre EUA y el Estado de Israel no exactamente desde su origen, sino más bien de los años 60 a la fecha, y también de la llamada Declaración de Balfour, una carta dirigida al Barón de Rothschild en 1917 en la que el Gobierno Británico se comprometía a apoyar la instalación de un Estado Judío en Palestina.
Los Rothschild al principio no apoyaron el proyecto sionista, sino que trataron de loco a Herzl cuando éste acudió a solicitarles su ayuda económica, sino hasta cuando vieron, por el volumen de Judíos europeos que comenzaron a migrar hacia Oriente, que aquello podía ser negocio, sobre todo, el invertir en la naciente infraestructura que empezó a instalarse por los colonos hebreos. Con la Primera Guerra Mundial, la familia de banqueros apoyó el esfuerzo bélico inglés, y la famosa Declaración consistió más bien en un esfuerzo para apaciguarlos y garantizar que las libras continuaran fluyendo hacia el gasto militar con la promesa de que, constituido un Mandato Británico sobre la región, desgajada del moribundo Califato Otomano, se permitiría la instalación de Judíos y su eventual conformación como Estado Independiente; sin embargo, la Pérfida Albión no lo ha sido únicamente con España o las potencias continentales europeas, sino con todo el mundo, incluyendo a los Judíos.
Londres no cumplió con la Declaración, sino que hizo todo lo posible para no hacerlo, se oponía a la llegada de colonos hebreos, los deportaba y sobre todo, impedía que se armaran, actuando más bien como aliados de los jeques y líderes musulmanes de la zona, pero sin saber realmente cómo actuar; no en balde, los Judíos constituyeron organizaciones terroristas que atacaron a los británicos, mientras que los Mahometanos, al ver la debilidad de los ingleses, labraron una no tan secreta alianza con el régimen Nazi, unidos por su antijudaísmo. En 1948, Inglaterra no quería la independencia de Israel e incluso apoyó con material y asesores militares a los países islámicos vecinos.
De este modo, hasta el día de hoy, Israel no busca el apoyo de Inglaterra, y su actitud para con la Corte de Saint James es siempre de desconfianza y duda, volcándose hacia Estados Unidos.
En el caso de EUA, la relación tan especial con Israel surge por dos cosas: primero, por una consideración estratégica, Israel es un país con el que puede tenerse afinidad, más cuando en EUA cuentan con la comunidad judía más grande del mundo (6 millones) y un lobby muy fuerte y poderoso, debido a que muchos judíos americanos han logrado el éxito empresarial o como figuras del espectáculo, la comunicación y la ciencia. Esa afinidad le hace un aliado fiable en la zona que funge como un muro de contención contra el Islam y permite acceder a los recursos petroleros de la zona, fungiendo como una extensión del poderío norteamericano en Medio Oriente.
Pero por otro lado, esto se debe también a una "mala conciencia" de los Gringos con respecto a la situación de los Judíos en el Tercer Reich. Y esto se debe a que, desde fines del siglo XIX y hasta los años 40, EUA limitó el ingreso de inmigrantes judíos a su territorio. Incluso, en plena persecución desatada por los Nazis, el Gobierno de Roosevelt fue muy selectivo respecto a las personas a las que recibía como refugiados, siendo principalmente científicos, técnicos y otros altos perfiles. Así que quedó muy grabado para los Judíos que EUA "pudo haber hecho mucho más", para salvar vidas hebreas por lo que, existe una especie de sentimiento de estar obligado moralmente a defender a Israel de sus enemigos y evitar otro holocausto.
Sin embargo, esto no fue desde el inicio, de hecho, quien apoyó decididamente la creación de Israel y su consolidación en 1948-49 fue la Unión Soviética, presidida en aquel entonces por Iosif Stalin. En mucho debido a que los fundadores del Estado Judío, como David Ben Gurión, eran simpatizantes de Izquierda y socialistas convencidos. Era la época de los Kibbutz, esa especie de granjas comunitarias semejantes a los Koljós rusos. Sin embargo, con la Guerra Fría aquello cambió, y a partir de fines de los años 50, con la Crisis de Suez, la URSS cambió de bando y apoyó a líderes musulmanes como al egipcio Nasser.
Ahora, se habla mucho de que el vínculo de EUA o de los Anglosajones con respecto a Israel deriva del Protestantismo y de las ideas apocalípticas en torno a acelerar la Parusía o retorno de Cristo para el Juicio Final, consolidando el regreso del Pueblo Elegido a la Tierra Prometida. Eso es solo parcialmente cierto; las sectas protestantes "tradicionales" son incluso bastante antisemitas, como puede verse en las obras de Lutero o Calvino, y en las más modernas, las Sectas Evangélicas, algunas pueden sentir esa simpatía escatológica por Israel y el Pueblo Judío, de hecho, hace unos años pude presenciar, en el centro de aquí de Guadalajara, Jalisco, México, un desfile de miembros de uno de esos grupos religiosos, instalados como producto de la influencia estadounidense, que ostentaban banderas israelíes; pero esto contrasta con, por ejemplo, el discurso de un pastor evangélico como es el también periodista e historiador César Vidal, que dedicó una de sus editoriales a prácticamente ligar a los Judíos con todos los males del mundo. Es decir, ante la fragmentación y división del mundo protestante, es claro que no todos sus grupos apoyan al Estado Judío o están de acuerdo con él o tienen en buena consideración a los Judíos.
Pero aparte, la relación entre EUA e Israel se ha ido degradando a partir del 11 de septiembre de 2001, el que puede verse como una especie de "golpe de Estado" mediante el cual Arabia Saudita prácticamente comenzó a manipular la política norteamericana para el Medio Oriente, aunque quizá el culmen de esta especie de traición a Israel se dio bajo el gobierno de Barack Hussein Obama/Barry Soetoro; éste empezó a mostrar una postura oficialmente contraria al Islamismo como con la cacería y muerte de Osama Bin Laden, pero contradictoriamente favorable a tales movimientos radicales con el apoyo a las Primaveras Árabes, además de una negociación relativa al programa nuclear de Irán, a quien, actualmente, el Gobierno de Biden le levantó gran parte de las sanciones económicas, lo que permitió al régimen persa reanudar su financiamiento a gran escala; desde entonces, la postura de las administraciones del Partido Demócrata, volcadas hacia el progresismo o wokismo, ha sido bastante ambigua con respecto a Israel: en el discurso se habla de defenderlo, mientras en los hechos se reduce el envío de armas o de ayudas económicas, y se alienta a las bases del partido, en las universidades, a cometer actos antisemitas; cuando no, incluso, en el propio instituto político se han abierto las puertas a islamistas como Ilhan Omar, a llegar a puestos de elección popular en EUA.
4.- Israel busca provocar una guerra regional: Realmente Israel no tenía la intención de provocar una guerra hasta antes del 07 de octubre de 2023, por el contrario, de manera entusiasta, Israel había aceptado firmar los llamados Acuerdos de Abraham, promovidos por el Presidente Trump, con los que se llegaba a un compromiso entre el Estado Judío y varias potencias islámicas, principalmente Arabia, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos, que le reconocían oficialmente, establecían relaciones diplomáticas y comerciales, lo que garantizaría un despegue económico en grande para Israel y le haría menos dependiente de la ayuda de la diáspora y de EUA.
Sin embargo, el perjudicado principal por tales acuerdos sería Irán, que quedaría aislado, y vería fortalecido a su mayor enemigo dentro del mundo musulmán como lo es Arabia Saudita, con una presunta alianza entre esta monarquía e Israel, todo lo cual perjudicaba al plan expansionista de los iránios. Y así, nuevamente, no serían los Judíos quienes reventarían un plan que probablemente daría paz a la región, sino los Musulmanes. Han sido éstos los que se la han pasado provocando al Estado de Israel y rechazando cada propuesta de paz, y le han dado la oportunidad de expandirse en detrimento de los Palestinos a los que tanto dicen querer defender.
Igualmente, me parece bastante conspiranoico el considerar que las acciones del gobierno de Netanyahu se enmarcan en una misma estrategia orquestada por las élites norteamericanas y europeas para provocar una guerra mundial con tal de no perder su posición de poder ante la amenaza que significa la nueva hegemonía de las "potencias emergentes" como China o Rusia e incluso Irán, cierto, Rusia invadió Ucrania como forma de defensa y responder ante las provocaciones de EUA con la expansión hacia el oriente de la OTAN, en el caso de Israel, es éste quien actúa de manera similar a Rusia, en forma defensiva. Más bien fue Irán quien decidió copiar la estrategia occidental, animado por un lado, por la "distracción" de los norteamericanos en actuar a favor del Estado Judío por estar concentrados en Ucrania, alentado también por la ambigua e hipócrita actuación de la actual Administración Biden para con Tel Aviv, y la manga ancha que ha otorgado a los Persas y a los fundamentalistas islámicos en general, principalmente con el apoyo que dio al ISIS en Siria (aunque atacó al régimen de El Assad, cliente de los persas) y a los Hermanos Musulmanes en Egipto y otras partes durante las Primaveras Árabes.
Igualmente, los Persas se confiaron en la tensión interna en Israel ante las acusaciones de corrupción contra Netanyahu, la polémica desatada por su proyectada Reforma Judicial y su pérdida de popularidad; torpemente, lo que hicieron fue darle oxígeno y darle la oportunidad de hacer Historia como el líder judío más valiente, implacable y efectivo del moderno Estado de Israel.
Lo que se ha visto, ya lo hemos platicado aquí, los Iraníes lanzaron a sus proxys: Hamas y Hezbollah a cucar a Israel, provocar la ruptura de los Acuerdos de Abraham y generar una opinión pública contraria a los Judíos, sabiendo del arraigo, soterrado, del Antisemitismo en Occidente. Sin embargo, jamás imaginaron que Israel tendría con qué responder, y con creces, a lo que habían desatado.
Pero hay que tomar en consideración otro punto que quizá explique porqué resultan tan unánimes en sus odios y deseos de ver a Israel destruido y a los Judíos echados al mar: existe un claro sentido anticristiano en esto que comparten tanto desde la supuesta Derecha como de la Izquierda; si se trata de analizar todo desde un punto de vista puramente materialista, la incredulidad y la búsqueda de cuestionar y atacar la veracidad de la Alianza divina con el Pueblo Judío, o su derecho a la Tierra Prometida, eso llevará a negar por tanto a la figura de Cristo en la Historia y a la intervención directa de Dios en ella. Algo que deberían tomar en cuenta aquellos a los que llamo Tradilocos, y quienes han causado daños al retorno a la Liturgia Tradicional al usarla como bandera de posiciones ideológicas claramente extremistas o incluso Neonazis y antisemitas; olvidan que el 80% de precisamente, la Misa de San Pío V o Tridentina está tomado del Antiguo Testamento, principalmente de los Salmos, lo que demuestra la continuidad entre las Alianzas Antigua y Nueva, que hace que los Judíos sean realmente, aunque no les guste la expresión, nuestros hermanos mayores en la fe. En cierta forma, los Católicos, al ser bautizados entramos a formar parte de la herencia de Israel, si esperamos que ésta sea derrotada, practicamente estaremos aspirando a suicidarnos.
Los hebreos también podrían considerarse "invasores", desde que invadieron la Tierra de Canaan -así llamada en la Biblia- y siendo Jerusalén una ciudad cananea. Los cananeos eran un pueblo semita que se remontaba a los fenicios y son el antecedente (recordar la "mujer sirofenicia" de los Evangelios) de los siriolibanese actuales, si perjuicio de la miscigenación posterior, propia de todos los pueblos, con los griegos, los mismos hebreos y los árabes. Los filisteos -los "pueblos del mar"- eran de origen pelásgico ("pelasgoi" significa "emigrantes", lo que visto de otro lado -véase la Europa actual- puede llegar a significar "invasores". La "autoctonía", la idea de un derecho a la ocupción de un territorio porque se proviene originariamente de él, crecido como una planta de ese suelo, fue una patochada de los atenienses que irónicamente Antístenes (de padre teniense pero de madre tracia) decía que los asemejaba a los caracoles y los saltamontes, igualmente autóctonos; el miso argumento de las reivindicaciones indigenistas a la actualidad. Que los hebreos invadieran en virtud de una promesa y mandato de YHVH que les otorgaba la tierra donde manaba leche y miel no me parece argumento de gran espesor, y menos cuando esa tierra tenía límites tan imprecisos como los que se suponen a los reinos de David y Salomón, para fundamentar el "Gran Israel". Todo ello es tan gaseoso como suponer que los palestinos actuales descienden directamente de los "philistim". Pero, ¿que quedó de los filisteos. ya que algunos habrán sobrevivido al derrumbe del templo provocado a puro músculo por Sansón? ¿Un "genocidio" integral de autor desconocido? Sigo con placer su blog desde Buenos Aires (y no anda tan descaminada su opinión acerca de nosotros, los argentinos). Cordial saludo
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