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11 de junio de 2016

ECOS DE CONSTANTINOPLA, 463 AÑOS DESPUÉS


El pasado 29 de mayo se cumplieron 563 años de la toma de Nea Roma Constantinópolis, capital del Imperio Romano de Oriente y de la muerte en batalla del emperador César Constantino XI Paleólogo Dragasés Augusto, último sucesor de manera ininterrumpida de Cayo Julio César Octaviano Augusto, fundador de un sistema político que perduró 1480 años seguidos, a pesar de los avatares y cambios sociales, como la irrupción y conversión al Cristianismo del propio César: Constantino I, el aumento o disminución de territorios, las guerras con la Persia Sasánida, las Cruzadas y finalmente el Islam ante el que terminó por sucumbir, liderado por Mohamhed II, líder del Clan de los Turcos Otomanos, cuyos herederos terminarían por hacerse con la dignidad de Califa o sucesor de Mahoma y a establecer, en la otrora capital romana, el trono imperial del Islam.

Ese mismo día, con detallada planeación, llegó a Grecia el presidente ruso Vladimir Vladimirovich Putin y fue a visitar uno de los santuarios más sagrados de la Cristiandad Oriental Ortodoxa: la República Monástica del Monte Athos, establecida sobre el extremo este de la península de Calcídica, ha existido desde el año 962, en que el emperador Basilio II Bulgaróctonos cedió el territorio para su gobierno autónomo a las comunidades monásticas que ahí se asentaron. Incluso, tras la caída del Imperio Romano de Oriente, los musulmanes respetaron el estatuto de dichas tierras y dejaron a los monjes vivir en paz y así se mantienen hasta hoy; en ese territorio autónomo existen comunidades monacales no solo griegas, sino también serbias, búlgaras y rusas, siguiendo todas las mismas normas, siendo una de ellas la prohibición de que en el territorio entren mujeres e incluso animales domésticos de sexo femenino. El lugar además, ha sido considerado por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad, dada su inmensa riqueza histórica y artística, y actualmente es habitada por 2,200 clérigos de diversas nacionalidades.

Desde su fundación en 962, en la iglesia principal de todo el territorio autónomo, se encuentra un trono o sitial reservado a los emperadores romanos que, desde Basilio II, han visitado el lugar; posteriormente, tras la invasión otomana, dicho lugar de honor fue reservado a obispos visitantes o para el Rey y después Presidente de la Grecia independiente; pero ahora, y pese a la presencia del mismísmo jefe de Estado heleno, el Presidente Procopios Pavlopoulos, las autoridades monacales cedieron dicho trono ni más ni menos que a Putin, quien oyó misa desde el mismo lugar en que devotamente la escucharon los herederos de Marco Aurelio, Trajano y Justiniano hasta el siglo XV.

El mensaje es directo: Putin obtiene un reconocimiento claro y expreso de su rol como protector de la Cristiandad, --al menos la oriental-- y además, obtiene también que se reconozca a Rusia, como lo reclamó desde mediados del siglo XV el Gran Príncipe Iván III el Grande, tras su matrimonio con Zoé Paleologina, sobrina del último César e hija de su presunto heredero, su hermano Tomás. Esto refrenda además las pretensiones hegemónicas rusas y tal vez anuncie un cambio en la forma de hacer política para Putin: ante el colapso que los regímenes populistas latinoamericanos están viviendo, es posible que el mandatario ruso se de cuenta que, por un lado, si bien esos regímenes le servían para hacer presión contra EUA, terminaron por convertirse en algo efímero, autodestruidos por la ineptitud y corrupción de sus titulares, o como en el caso venezolano, en cargas que pueden resultar contraproducentes para la imagen de Moscú ante la intolerable realidad en la que viven los nativos de dicho país; aunque, hasta el momento, Putin y los medios oficiales rusos como RT siguen apoyándole pues no lo pueden dejar caer así como así; de forma tal que ahora quizá se oriente a lograr el apoyo de los regímenes tradicionalistas que se están tomando el poder en algunos países de Europa, en particular Polonia y Hungría, aunque habrá de buscar la manera de convencerles de que abandonen su histórica --y fundada-- desconfianza respecto de Rusia, haciéndoles ver que ahora les unen los valores cristianos contra un Occidente hostil.

Pero el mensaje quizá va más dedicado a Turquía: Erdogán ha buscado renacer el sueño imperial Otomano como Putin al zarista-soviético, por lo que qué mejor reto que presentarse como el continuador de Bizancio, destruido por el expansionismo del antiguo clan turco, y como protector de la actual Grecia que, pese a ser gobernada por un movimiento de Izquierdas como Syriza, el mismo cuenta con el patrocinio moscovita y coincide en representar la herencia helénica y romana opuesta a los imperios asiáticos que vienen desde Persia hasta el actual ISIS, hechura en buena parte tanto de Riyad, Abu Dhabi, Doha y por supuesto, Ankara.

Como sea, en este juego político del que poco entienden las modernas potencias occidentales, tienen suma importancia los símbolos y los gestos, los guiños, las sonrisas y las referencias al pasado, los imperios asiáticos labran sus rivalidades y luchan por la nueve hegemonía ante un Occidente que se autodestruye y se margina ante los acontecimeintos que ha desatado, pero que abren la puerta a grandes e inimaginables cambios históricos.

4 de junio de 2016

EL MAS GRANDE: ALI


Disiento de Juan Manuel de Prada en cuanto a su percepción sobre los deportes profesionales actuales a los que cataloga como meros "plebeyos" y "horteras" aduciendo que su finalidad es servir de formas de alienación o de idiotización de las masas; es cierto, son espectáculos masivos y también, se alejan de formas de actividad física o entretenimientos que en el pasado eran parte de ciertos estratos sociales: el deporte entre los griegos era diversión de aristócratas y era entendido como preparación para la guerra, en la América antigua, los deportes autóctonos como el "Juego de Pelota" o el "Lacroose" tenían también una finalidad ritual, mientras que en la Edad Media justas y torneos, de cuya resurrección hemos hablado ya aquí tenían una finalidad lúdica y de preparación marcial para los nobles, ni tiene el trasfondo cultural, filosófico y hasta religioso que tienen la hoy tan debatida tauromaquia; no, es cierto, los deportes actuales: fútbol, béisbol, basketball, rugby, etc. son producto de la Revolución Industrial y de la clase obrera surgida de la misma, que buscó tener algo qué hacer en sus tiempos libres.

Tiempos libres y oportunidad de ocio que tuvieron las clases trabajadoras llevaron a que estos juegos, surgidos o reglamentados durante el siglo XIX se convirtiesen no solamente en actividades practicadas como diversión y medios de tener una actividad física sana, sino en espectáculos que podían atraer públicos masivos y generar entretenimiento solo con verlos; sin embargo, esto no lleva a que, en automático sean actividades estúpidas o que todo aquel que guste de ellas lo sea; esto también es satanizar un rasgo de nuestra modernidad solo por el hecho de serlo; lo que no quita que a veces lo sea y sí sirvan como parte del panem et circens del que a veces se aprovechan los gobernantes y poderes fácticos para hacer de las suyas, como ha sido desde Roma, primera civilización en que surgió el deporte-espectáculo con los combates gladiatorios y las carreras de carros, precisamente cuando se dio oportunidad al ocio. 

El deporte profesional, surgido pues como fuente de entretenimiento de masas, sin embargo, nos ha legado también historias y personajes mucho más profundos, detrás de tanta comercialización y corrupción que, desgraciadamente, han terminado por eclipsar y ensuciar los sueños de hombres como Pierre de Coubertain, Jules Rimet o el pedagogo Pestalozzi, que veían en el deporte un medio para la educación y la formación o conservación de valores como la caballerosidad, la búsqueda de la excelencia, la valentía, el compañerismo y la sana competencia; al lado de estos idealistas, desgraciadamente, perviven y se imponen más los nombres de gente nefasta como Vázquez Raña, Blatter o Armstrong. Sin embargo, estos deportes han producido verdaderos gigantes no solo en estas actividades, sino de la humanidad entera; tal es el caso de Vince Lombardi, quien más que entrenador en el fútbol americano, fue un verdadero filósofo, y el ahora fallecido Cassius Clay/Mohamhed Alí.

Mohamhed Alí, realmente fue un gran hombre; no solamente el más grande boxeador de la Historia:, pese a no ser invicto y haber otros con récords aún más impresionantes (piénsese en Julio César Chávez)-- también fue un verdadero crítico de la sociedad de su tiempo en EUA en plena lucha por la igualdad de las personas de origen africano respecto a los anglosajones, opositor a la guerra de Vietnam, autodidacta y dueño de una gran inteligencia que se expresaba tanto en su forma de pelear, parecida a la de un esgrimista y un bailarín, así como en su sarcasmo e ironía, así como dueño de una gran elocuencia, destaca por encima de muchos boxeadores de su tiempo y posteriores --en la actualidad, alguien a destacar es el filipino Manny Pacquiao, quien ha buscado superarse estudiando Derecho, haciendo una gran labor filantrópica y destacando en otros deportes, como el basketball y otras actividades como la actuación y la política, actuando valientemente como legislador, y aún así está a años luz de Alí-- filántropo y sobre todo un personaje muy humano, que detrás de su show de bocazas provocador y aparentemente soberbio ocultaba una gran humildad y un gran deseo de servir a los demás.

Convertido al Islam como muchos otros negros estadounidenses en los años sesenta como forma de protestar contra la hipocresía del Cristianismo puritano y protestante de muchos sureños racistas, Alí sin embargo fue una persona que no se conformó con obtener fama y fortuna para vivir los placeres como muchos otros compañeros de la profesión boxística, como es el caso actual de Floyd Money Mayweather y tantos más que incluso acaban en la miseria tras haber dilapidado las millonarias cantidades ganadas en los combates en autos, mansiones y mujeres entre otros vicios, quizo ser un referente, una inspiración, un ícono que llevase a muchos jóvenes a cambiar su vida y hacer mejor al mundo, quizo ayudar a otros en estado de necesidad, como aquella ocasión en que salvó a un hombre de suicidarse:


Y tenía muy claro el verdadero sentido de la vida, como se revela en esta entrevista en Inglaterra en los años 70:


Para ser un converso al Islam, Alí enuncia en este discurso un punto muy cristiano: el verdadero éxito de la vida, o su verdadero objetivo es buscar la santidad, la cual se logra no solo con una fe hueca, sino que se expresa a través de las obras, mismas que consisten en el servicio a los demás.

Fueron estos ideales, esta búsqueda constante de la excelencia en el box y en su vida personal lo que hizo trascendente a Alí, y por ello se le considera "el más grande" como él mismo se hacía llamar, el estar consciente de que necesitaba amarse a sí mismo previo a amar a los demás, y el no rendirse pese a ser afectado posteriormente por el Mal de Parkinson, quién sabe si afectado por una vida de golpes en el ring o por alguna predisposición genética, le llevaron a ser tan icónico y a pasar a la Historia como un símbolo del siglo XX y a ser un gigante que va más allá del deporte y que hasta en los cómics llegó a noquear a Súperman.



Un mundo como el de hoy, en que la hombría es despreciada, que la virilidad es detestada, que se huye de la violencia aún cuando sea justo recurrir a ella o enfrentarla, pese a que la naturaleza misma que nos rodea es inevitablemente violenta, que no aprecia ni busca la trascendencia y que se queda en lo material y lo efímero, que no busca la excelencia ni valora el esfuerzo, no merece a Alí, el gran púgil pertenece a otra época, a otra forma de ver la vida y comprender la realidad que resulta imposible ya para las nuevas generaciones tan superficiales quienes quedan más identificadas con Mayweather, que admira a los criminales y ve como sinónimo de éxito a los coches de lujo, la compañía de mujeres voluptuosas y los fajos de billetes y que tampoco comprende ni cree necesitar de la fe.

De él nos quedan sus frases y su estilo de combate: "Flotar como mariposa pero picar como una abeja", o qué tal "Imposible' es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. 'Imposible' no es un hecho, es una opinión. 'Imposible' no es una declaración, es un reto. 'Imposible' es potencial. 'Imposible' es Temporal, 'Imposible' no es nada."

Por ello, para mi, Mohamhed Alí será siempre un grande, y un ejemplo de vida. Todo un campeón, definitivamente, "el más grande".

DESCANSE EN PAZ.